"Usaron a mi hermana como conejillo de indias": diez médicos, procesados por la muerte de Sara Gómez tras una lipoescultura

El Juzgado de Instrucción número 3 de Cartagena ha procesado a diez trabajadores sanitarios por la muerte de Sara Gómez, una mujer de 39 años que perdió la vida en 2022 tras someterse a una lipoescultura en una clínica privada.

El cirujano la convenció para que se operase con él a través de un audio en el que aseguraba que utilizaba una técnica diferente a otros especialistas. "Son unas cánulas especiales y es un plano diferente y una forma diferente de trabajar, tampoco te lo voy a decir, porque no quiero que me lo copien", le dijo para terminar de persuadirla.

Sara accedió y la operación no salió según lo esperado. Cuatro horas después de la intervención, ingresó en la UCI del hospital Santa Lucía en estado crítico. Su familia denuncia que Sara pensaba que iba a ser operada por un cirujano experimentado, ya que es lo que publicitaba la clínica a través de sus redes sociales.

Sin embargo, la jueza de instrucción asegura que este hombre no era especialista en cirugía plástica y que carecía de la formación necesaria para realizar este tipo de intervenciones, ya que su especialidad era la cardiovascular.

Además, según el auto, el anestesista que la atendió debió llevarla a la UCI tres horas antes de lo que lo hizo, lo que hubiera dado un margen de reacción que podría haber permitido salvar su vida. Rubén Gómez, hermano de la víctima, asegura que no se le dio la información necesaria sobre la operación. "Sara fue engañada, fue un conejillo de indias", denuncia.

La jueza ha decidido procesar a los nueve cirujanos y al anestesista por un presunto delito de homicidio imprudente, mientras que se ha acordado el sobreseimiento provisional del procedimiento respecto de los cirujanos que la atendieron el día de su ingreso en la UCI.