Un anciano denuncia que su padre de 77 años estuvo 10 horas encerrado en una ambulancia con los cristales tintados, sin poder moverse, olvidado, y sin que nadie le echara en falta. "Estaba anclado en su silla de ruedas y no podía moverse, veía pasar a la gente pero era incapaz de que le vieran y de hacerse ver", explica su hijo, Unai Ochandiano.

El hijo de Juan Luis no se explica lo ocurrido. El conductor de la ambulancia que trasladó a su padre a votar no lo llevó de vuelta a su residencia, sino que aparcó en un centro de la Cruz Roja, cerró con llave y se marchó. Su hijo cuenta que "estuvo entre 9 y 10 horas sin comer, beber, ni tomar la medicación".

No entienden cómo en la residencia no se percataron de su ausencia y advierten: "Si llega a ser un día soleado, no sale vivo de la ambulancia". Ahora, su familia ha decidido denunciar a la Diputación de Gipuzkoa después de que el psiquiatra le diagnosticara un estrés postraumático.

Para la Diputación es un hecho aislado y, afortunadamente, sin consecuencias. Aseguran haber activado un nuevo protocolo más estricto para que casos como este no vuelvan a repetirse.