Se investiga como aporofobia
Tres vídeos, tres ataques, los mismos agresores: así descubrieron el acoso a una madre y su hijo en Torres de la Alameda (Madrid)
El contexto Durante meses, Carmen, de 80 años, y su hijo han vivido atemorizados en su casa. No se atrevían a denunciar, pero tras un intento de incendio, la Guardia Civil instaló cámaras ocultas que grabaron la realidad: dos jóvenes volvían de noche para lanzarles lejía, romper ventanas y acosarlos sin descanso.

Resumen IA supervisado
Carmen, de 80 años, y su hijo Antonio han sido víctimas de ataques continuos en Torres de la Alameda, Madrid. Pese a no denunciar inicialmente, la Guardia Civil intervino al identificar que no era un caso aislado. Gracias a cámaras ocultas, se captaron imágenes de dos jóvenes atacándolos con lejía. No era la primera vez, ya habían intentado incendiar su casa. La Guardia Civil investiga el caso como un delito de aporofobia. Los agresores tienen una orden de alejamiento, pero el miedo persiste en la familia.
* Resumen supervisado por periodistas.
Carmen tiene 80 años. Vive con su hijo Antonio en Torres de la Alameda, Madrid. Llevan tiempo siendo atacados, acosados, perseguidos… pero nunca se atrevieron a denunciar. Hasta que la Guardia Civil vio claro que no era un caso aislado. Les pusieron vigilancia. Y gracias a esas cámaras ocultas, los agentes captaron imágenes que hielan la sangre: dos jóvenes les atacan con botellas de lejía mientras madre e hijo están dentro de casa.
No era la primera vez. Ya habían intentado prender fuego a su vivienda mientras dormían. Antonio recuerda aquel día con angustia: "Mi madre me despertó gritando: 'hijo, hijo, que hay fuego'. Lo apagamos como pudimos, con la ropa…"
Desde entonces, los agentes sospechaban que alguien les estaba haciendo la vida imposible. Y cuando instalaron las cámaras, lo confirmaron: los mismos dos jóvenes volvían una y otra vez. Siempre de noche. Siempre con violencia. Siempre a por ellos.
En uno de los vídeos se ve cómo arrancan los cartones que cubren las ventanas y lanzan el líquido desinfectante al interior sin pensarlo. En otro, cómo persiguen a Carmen por la calle. Ella, con dificultad para andar, no logra escapar: "Me tiraron lejía en los ojos… Me hicieron una brecha en la pierna…"
La Guardia Civil investiga lo ocurrido como un delito de aporofobia, es decir, odio hacia personas pobres o en situación vulnerable. Lo que sufrían Carmen y Antonio no era vandalismo ni gamberrismo: era odio. "Es un delito relacionado directamente con la situación de vulnerabilidad de las víctimas", explican desde el instituto armado.
Los agresores, dos jóvenes del mismo pueblo, ya tienen una orden de alejamiento. Pero el miedo sigue instalado en casa de Carmen: "Duermo con un ojo abierto… no me fío de nadie", cuenta con la voz entrecortada.
Podrían enfrentarse a penas de hasta 12 años de cárcel. Pero para esta familia, lo urgente no es la justicia: es poder dormir tranquilos en su propia casa.