En España se producen alrededor de 45 kilos de residuos textiles por habitante cada año. Una cifra lejos del porcentaje que realmente se recicla.

"Sólamente se recicla el 10%, cifras muy lejanas a lo que dice la legislación europea que nos pide que para 2020 reciclemos el 50% de la ropa", explica Celia Ojeda, responsable de la Campaña de Consumo de Greenpeace.

Es una de las consecuencias del llamado 'fast fashion', o lo que es lo mismo: adquirir grandes cantidades de ropa barata y de baja calidad.

La moda es la segunda industria más contaminante después de la alimentaria, por eso en 2025 la Unión Europea exigirá un registro del sector textil y sus políticas de sostenibilidad.

Según los expertos, España no se encuentra preparada. "No los cumplirá ni en el 2020 ni en el 2025, y no sé si los cumplirá en el 2030. Esto dependerá de las pilas que se ponga la administración para aglutinar a productores, gestores y ellos mismos y sentarnos en una mesa cuanto antes", afirma el presidente de Asirtex, Pedro Andrés Olver.

Por el momento, la solución pasa por asumir el 'slow fashion', moda sostenible, dejando de lado la ropa de un solo uso. El presidente de Asirtex añade que "lo más importante no es cambiarse mucho de ropa, sino llevar las prendas adecuadas".

Ropa de usar y tirar, una moda que ya abochorna en Suecia bajo el movimiento 'Köpskam', que se traduce como la 'vergüenza de comprar' ropa sin parar. Otros países, como Estados Unidos, ya prevén el asentamiento de la moda de segunda mano.

De momento, en España cobran fuerza las plataformas de compraventa online que han dado una nueva vida a este sector.

"Al final siempre tengo ropa un montón de ropa y me pregunto para qué la tengo en el armario si no la uso", cuenta una consumidora. Con el planeta al límite, la solución pasa por un consumo responsable.