En caña o botellín. Con o sin alcohol. Rubia, negra o tostada. La cerveza es algo más que una bebida, es para muchos "vida social". De hecho, España es el segundo país del mundo que más cerveza per capita consume: 417 cañas por persona y año.

Pero elaborar cerveza implica consumir mucha agua. Hacen falta hasta 155 litros para producir un solo litro de bebida, y la sequía juega en su contra.

Hay que dejar de derrochar agua, y como explica el científico del CSIC Fernando Valladares, el sector industrial y la agricultura tienen mucho margen de mejora. Además, los fenómenos meteorológicos extremos, cada vez más frecuentes, dañan los cultivos de cebada, su principal materia prima.

Ante esta situación, México, primer exportador mundial, advierte que podría restringir la producción para ahorrar agua. La voz de alarma ha sonado. ¿Y si beber cerveza se convierte en un lujo solo al alcance de los más ricos?

Para adaptarse a la nueva situación el sector se reinventa en busca del ahorro de agua y la sostenibilidad pero, ¿los consumidores estarían dispuestos a pagar más por la caña diaria? El debate, sin duda, está en la calle.