Renfe está estudiando presentar una denuncia por daños y perjuicios contra los invitados a una despedida de soltero que fueron desalojados en la estación de Córdoba de un tren AVE que realizaba el trayecto Madrid-Málaga, por molestias a los viajeros y retrasos.
El grupo, compuesto por 13 personas, subió en la Estación de Madrid Puerta de Atocha al tren Ave con destino Málaga. A su paso por Córdoba, tuvieron que ser desalojados del tren por las molestias que estaban ocasionando al resto de pasajeros y ante el reiterado caso omiso prestado a las llamadas de atención realizadas por personal de a bordo.
En el artículo ocho de las Condiciones Generales del Transporte de Viajeros se señala que los viajeros no podrán "realizar acciones que alteren el orden dentro de los trenes, impliquen peligro para la integridad física de los demás viajeros o les perturben, supongan el deterioro del material de los vehículos o pongan en peligro la seguridad del transporte".
En estos casos, Renfe está autorizada a "la exclusión del viajero, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 90 del Reglamento del Sector Ferroviario, sin que en tales casos éste tenga derecho al reembolso del precio pagado por el título de transporte".
Según lo dispuesto, el personal de Seguridad a bordo del tren Ave Madrid-Málaga dio aviso a la Policía Nacional para que, a la llegada a Córdoba, fuesen desalojados del tren restableciendo así la normalidad entre el resto del pasaje.
Tras el incidente, el tren (en el que viajaban otras 296 personas) salió de Córdoba con 23 minutos de retraso, llegando finalmente a Málaga María Zambrano 21 minutos después de la hora prevista lo que supone que Renfe, en base a su compromiso voluntario de puntualidad, indemnizará a los viajeros que lo soliciten con el 50 por ciento del importe de su billete.
Renfe lamenta las molestias ocasionadas al resto de pasajeros del tren ante los cuales respetará escrupulosamente el compromiso voluntario de puntualidad.
Por último, Renfe tiene abiertos sus servicios a todo tipo de clientes que, como en cualquier espacio público, deben respetar unas normas mínimas de convivencia para evitar molestias al resto de los viajeros.
Para los casos en los que no es posible mantener esta normalidad, la empresa dispone y aplica protocolos, tanto internos como en colaboración con las Fuerzas de Seguridad del Estado, destinados a garantizar el bienestar de las personas que realizan el viaje.
En el 20% de los casos
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