Que si no sabemos dónde va cada envase, que si no tengo tiempo ni espacio, que si tengo que lavar los envases… La solución es mucho más sencilla de lo que creemos, sólo hace falta incorporar este hábito en nuestro día a día, como otros que hacemos, casi sin darnos cuenta. Y así nos lo cuentan algunos ciudadanos que llevan reciclando casi casi, toda su vida.

En España comenzamos a reciclar hace 25 años, justo con la llegada de la ley que impulsó la recogida selectiva de envases. Además, la información (y la conciencia) es cada vez mayor: sentimos que la protección del medio ambiente es algo prioritario.

Entre los mitos más comunes que a veces nos 'impiden' reciclar, destaca la falsa creencia de que reciclar es difícil. Desmontamos las cinco excusas más frecuentes.

1. No reciclo porque no tengo claro dónde depositar cada envase

Esto, como un mantra. Los envases de plástico, latas y briks van al contenedor amarillo; y los envases de papel y cartón, al azul. Además, uno de los trucos que nos da Martín, un comunicador audiovisual de 42 años y un fiel defensor del reciclaje desde prácticamente su adolescencia, es el siguiente:

"Tengo en casa los cubos de basura con los colores de los contenedores; tras acabar un envase, por ejemplo, latas de bebidas, de conserva, zumos o cartones de leche, enseguida lo tiro, ya por rutina, al amarillo. El papel y el cartón, que no suelen desprender olores, los almaceno fuera, en otro cubo azul".

No obstante, para cualquier duda, podemos consultar en AIRE, el chatbot inteligente que resuelve, absolutamente, todas las dudas sobre reciclaje.

2. No reciclo porque no tengo suficiente espacio en casa

Precisamente, esto pensaba Juan, un joven de 30 años, cuando vivía y estudiaba en Salamanca que fue cuando empezó a reciclar, hace ya unos 5 años: "Pensaba que no tenía espacio, que se necesitaban muchos cubos para poder reciclar".

Sin embargo, un día cambió de opinión y ahora lo hace parecido a Martín: "Lo que hice fue poner bolsas, debajo del fregadero: una para papel y cartón, otra para los envases del amarillo, además de la bolsa de residuos de resto", cuenta Juan al teléfono, animando a otras personas hacerlo.

"Sin duda, es fácil, mucho más de lo que creemos, sólo hace falta organizarse un poco, dentro del espacio que tengas. Al fin y al cabo, es una cosa imprescindible de la casa, como lo son otros objetos", añade Juan. Relacionado con esto, otro truco es el de tirar la basura más a menudo, así no se nos acumulará tanto residuo en casa. O comprar, por ejemplo, un cubo que se divide en tres partes: azul, amarillo y el gris normal, de residuos.

3. No reciclo porque tengo que lavar los envases

Puede ser uno de los errores o de las falsas creencias más extendidas. De hecho, esto mismo le pasaba a Antonio, un jubilado de 65 años, afincado en Cáceres que empezó a reciclar hace unos 10 años. "Justo cuando tomé conciencia de que la crisis ambiental iba realmente en serio", confiesa. Precisamente, él hacía eso antes de echar el residuo en el cubo correspondiente.

"Sí, limpiaba los envases, por ejemplo, los yogures o los tarros de mermelada, quería dejarlos bien limpios porque pensaba que había que hacerlo así. Hasta que un día, mi yerno que conoce bastante el mundo del reciclaje, me dijo que no hacía falta aclararlos con agua, que podía perfectamente tirar a la basura los envases sin lavar".

Efectivamente, no hace falta lavarlos para poder reciclarlos. Una vez terminado el contenido, se deposita el envase en su cubo correspondiente: amarillo en el caso de envases de plástico, metálicos y briks y azul en el de envases de cartón y papel.

4. No reciclo los envases pequeños porque no pasa nada si no lo hago

Es cierto que puede ser uno de los errores más pronunciados, sin embargo, es importante conocer que los envases pequeños como los del yogur, por ejemplo, o los productos de cosmética también se reciclan.

De hecho, las 97 plantas de selección que hay repartidas por nuestro país están preparadas para su separación. Por lo tanto, es importante que depositemos todos los envases de plástico, latas y briks (por pequeños que nos puedan parecer) en el contenedor amarillo, para hacer posible su reciclaje y que puedan convertirse en nuevos envases o productos. Cada gesto cuenta, y la suma de muchos envases pequeños hacen una gran diferencia.

"Realmente, es lo mismo. En la bolsa de envases introduzco absolutamente todo lo que va en ese cubo amarillo, da igual que sea grande o pequeño. De hecho, los objetos más grandes los suelo poner a la entrada de casa, para bajarlo a la basura ese mismo día y que así no ocupen tanto espacio", cuenta Martín, que dice aprovechar, además, las bolsas grandes de plástico de las tiendas como cubo contenedor.

5. No reciclo porque no tengo dónde hacerlo fuera de casa

No hay excusas para reciclar fuera de casa, ya que cada vez hay más facilidades para hacerlo en lugares como estaciones de transporte, playas, festivales, incluso estadios de fútbol. La mayoría de estos lugares ya cuentan con papeleras de colores para depositar en ellas los envases y darles una segunda vida.

De hecho, incluso de vacaciones en la playa, en un pequeño pueblo de Huelva, Antonio ha reciclado. "Hemos estado en un hotel y hemos podido reciclar perfectamente. El papel que queríamos desechar, lo guardamos en una bolsa de papel (típica de cualquier tienda) y después lo echamos en un contenedor de reciclaje que había a escasos metros del hotel, a unos 100 metros, no más. Así, además aprovechaba para dar un pequeño paseo", cuenta Antonio.

Darles a las cosas una segunda vida y cuidar así nuestro medio para que podamos vivir más (y mejor) es muy fácil, sólo hace falta introducir el hábito en nuestro día a día; algo que parece que cada vez, en España, hacemos más. Tanto es así que, según los últimos datos publicados por Ecoembes, "el año pasado, se enviaron a reciclar más de 1, 6 millones de toneladas de envases de plástico, latas, briks, y papel y cartón, un 3,6% más que en 2021, que se convirtieron en materia prima para producir nuevos productos o envases".