Por qué es mejor tomar frutos secos o chocolate en lugar de café durante los exámenes de selectividad

Los jóvenes que ya han dado por cerrado su ciclo de educación secundaria y que afrontan su futuro pensando en una carrera universitaria se encuentran, cada mes de junio, con una de las pruebas más exigentes a las que se van a enfrentar en sus aún cortas vidas: la selectividad. Las pruebas de acceso a la universidad (PAU) no certifican lo inteligente que es un estudiante, pero sí son la herramienta que utiliza el sistema para clasificar a los estudiantes. Es importante entender que la PAU es sólo una nota, pero lo cierto es que en función de esa nota el alumno podrá acceder o no a una carrera o a una universidad en concreto, teniendo en cuenta las notas de corte de la convocatoria.

Es por todo esto que muchos estudiantes llegan a los exámenes con unos niveles muy altos de nerviosismo, que se suman al cansancio acumulado de los días o semanas previas, de preparación de los exámenes. El papel de los profesores en este punto es clave: "Hay que convencerlos de que están suficientemente preparados para afrontar con garantías estas pruebas", explica a EFE el presidente de la Asociación Española de Entidades Colaboradoras de la Enseñanza (aesece) —que representa a 141 centros de Bachillerato concertado—, Javier Iglesias.

"Desde 1.º de Bachillerato se les habitúa a este modelo de preguntas", apunta, y recuerda que en la mayoría de los institutos realizan exámenes tres días seguidos, igual que ocurre durante la PAU, conscientes de que esta prueba dispara la ansiedad porque los alumnos ven que "se juegan su futuro" en unos exámenes. Para aprobarlos, en muchos casos hay que tirar de buena memoria y ésta se puede cuidar, también en momentos de estrés, en los que solemos tener lapsus o momentos en los que la cabeza se queda en blanco. Lo principal para prepararse para la selectividad es tener una buena organización (calendarizar los estudios, planificar bloques, hacer esquemas y mapas conceptuales, estudiar en voz alta...), pero todo esto es previo a los exámenes.

Una vez que llega el día del examen, calma, porque ya sólo queda demostrar que estamos preparados. En estos momentos de estrés y ansiedad, es muy importante la alimentación. Y en este punto, puede haber ciertas confusiones con el consumo de algunos alimentos o bebidas: ¿quién no ha pensado que, para estar alerta, es mejor tirar de café?

Educadores en Ciencias de la Salud advierten, no obstante, del abuso de la cafeína, las bebidas energéticas y el azúcar para afrontar los exámenes. "Producen efectos verdaderamente negativos porque los sobreestimula", advierte a EFE el orientador del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, Sergio Cook. Para mejorar la concentración, es preferible recurrir a otro tipo de alimentos:

• El pescado azul y los frutos secos y semillas como la chía o el lino mejoran la velocidad mental
• Para prevenir la fatiga, es mejor comer queso y carne
• El chocolate negro de alta pureza mantiene la mente despierta
• Los huevos y los cereales integrales aportan energía al cerebro

Todo esto, sumado a un sueño correcto (ocho horas) y a algo de ejercicio o meditación suman.