Son las estrictas normas de la secta. El documento al completo redactado por Patricia Aguilar donde detalla las instrucciones que debía seguir el grupo. En primer lugar, había que conjurarse ante el líder. "Te conjuro por el maestro G, que es mi esposo y señor", señala el documento.
Un sometimiento que también podía emplear otro de los nombres de Manrique, como confesó otra de sus víctimas. "Yo me entrego a ti, príncipe Gurdijeff. Ingresa en mí", afirmó la víctima.
Las reglas de la secta combinaban elementos mágicos, mezcla de varias religiones, como, por ejemplo: "Pedir el cierre de mi cama y mi cuerpo con un círculo mágico". Además, indicaban de manera inequívoca lo que había que comer. Alimentos etiquetados como buenos como la ternera, la oveja y el pollo. Y otros prohibidos: como el cerdo, el delfín o el avestruz.
Aun más chocantes resultan las prácticas para ver el futuro. "No parpadear por mucho que te piquen los ojos" o "mirar una olla con agua" eran algunas de las normas.
El documento ha sido obtenido por Expediente Marlasca, que también ha accedido en exclusiva al testimonio de una víctima que narra los delirios de Manrique. "Mencionaba que había ocho o diez reinas. Que nosotras éramos tres de ellas y que el resto estaban por el mundo. Afirmaba que él las iba a encontrar y que con el tiempo las iba a traer aquí", cuenta.
Infundios cuyo único objetivo era eliminar el ego y la personalidad de mujeres como Patricia Aguilar.