A nuestros días le faltan horas. Dormir mejor, conciliar, aprovechar el día y tener jornadas de trabajo racionales. "Soy partidario de que la jornada laboral en España acabe a las seis de la tarde, como en muchos países de nuestro entorno", declaró el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

El primer paso según los expertos es quitarnos la hora que sumó Franco en 1940. Entonces nos ajustamos al horario de Berlín para controlar las operaciones militares.

"Nos hemos acostumbrado a vivir con una piedra en el zapato creyendo que eso es natural y es artificial", explica José Luis Casero, de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios en España

Adaptarnos a Greenwich es fácil. Basta con no tocar el reloj esta noche. Los científicos dicen que dormiríamos mejor y evitaríamos problemas derivados del cambio horario.

"Los dos o tres días posteriores pueden aumentar los infartos de miocardio, los accidentes de tráfico, la mayor privación de sueño...", asegura Juan Antonio Madrid, cronobiólogo Universidad de Murcia

Los expertos aseguran que es fundamental hacer coincidir la noche con el sueño y la luz con nuestra actividad. Según los cronobiólogos lo ideal sería mantener nuestro horario de invierno sin cambiarlo: nos acercaríamos más a nuestra hora solar natural.

Es verdad que amanecería antes en los meses de marzo a octubre pero perderíamos una hora de sol en los meses más soleados. A cambio cenaríamos un poco antes y dormiríamos algo más.

Para algunos expertos este cambio horario no tiene justificación económica. "No produce a día de hoy ahorros energéticos significativos. Otra cosa es que valoremos si el cambio de horario produce efectos positivos en algún sector como el turismo al ganar más horas de sol", destaca Máximo Cortés, profesor de Economía de la Universidad Europea de Madrid.

Tal vez sea hora, dicen, de cambiar las cosas.