Suele pesar más de medio kilo y un solo diente cubre casi la mano. Es el ajo chilote, oriental, andino... más conocido como ajo elefante.

"Botánicamente es un puerro y culinariamente es un ajo", asegura el ingeniero agrónomo y agricultor Ramón Navia.

Es una especie ancestral muy cultivada en Murcia durante años, hasta que el mercado dejó de demandarlo. "A mitad de los 60 se dejó de cultivar y se quedó para el autoconsumo de los agricultores", añade Navia.

Él guardó unas semillas y ahora quiere fomentar su producción y consumo para que no se extinga. "Nosotros comemos 30 especies botánicas y hay 7.000, es una forma de ir añadiendo especies comestibles que pueden enriquecer nuestra dieta y mejorar nuestra salud", apunta este ingeniero.

Aunque se atribuye a Chile, Ramón mantiene que su origen es murciano y más productivo que el ajo común: "La cabeza puede tener entre cuatro y seis dientes; produce más, es más resistente a las enfermedades, pica algo menos, pero sabe más".

De momento, varios huertos urbanos de la zona se han puesto a producirlo junto a otras especies autóctonas. "Tenemos desde ajo de elefante hasta calabaza de Totana", explica una joven.

"Se trata de recuperar especies que realmente que están fuera de los canales de los mercados convencionales, las traemos otra vez al huerto, en este caso a un huerto urbano y romano", indica Santiago del Álamo, portavoz de la asociación CreeCT.

Si los romanos ya consumían ajo elefante es un misterio, pero ahora al menos, lo cultivan frente a sus ruinas en Cartagena.