Iustitia y Themis ocuparon pedestales, templos y plazas en la Roma y la Grecia clásicas. La una, mujer de piedra; la otra, diosa mitológica. Ambas representadas, todavía hoy, sujetando una balanza y una espada. Con el tiempo, a la romana le vendaron los ojos para que nadie olvidase que "la justicia no mira a las personas, sino los hechos". Una máxima que, a su manera, aplica Natalia Velilla: "Que los jueces estemos formados en perspectiva de género implica que miremos las leyes con otros ojos, que las desnudemos de estereotipos". En la judicatura desde 2002, la magistrada Velilla asegura que en su negociado, el del Juzgado de lo Social de Madrid, está acostumbrada a lidiar con la desigualdad de género.

¿Te sorprendió detectarlo?

Muchísimo. Empezando porque hay enfermedades como la fibromialgia que cuesta diagnosticar y que, en gran parte, afecta a mujeres a las que los empresarios despiden por no asumir sus bajas. Al igual que son siempre las mujeres las que piden la conciliación laboral o las que interponen demandas por sentirse discriminadas en el trabajo sólo por el hecho de ser madres.

¿Existe el techo de cristal?

Sin duda. Sin ir más lejos, en la carrera judicial, donde actualmente las mujeres ocupamos el 54 por ciento de las plazas y, sin embargo, en las altas esferas solo llegamos al 13 por ciento. Y no es una cuestión de edad, veteranía o puntos, sino de quién elige a quién para estar ahí arriba.

¿Y alguna vez te has sentido increpada en tu trabajo por ser mujer?

En redes sociales, sí, pero en sala nunca. Tengo compañeras a las que algún abogado las ha llamado "princesa" o se ha dirigido a ellas usando algún diminutivo.

¿La justicia es machista?

Creo que es una fama injusta. Los jueces no somos extraterrestres, sino un reflejo de la sociedad, y todos los logros en igualdad se logran a través de sentencias. Si cada día se ponen 5.000, me gustaría que no se nos juzgase por una en concreto, ni siquiera si se trata de un voto particular como el de La Manada.

¿Habría que feminizar la ley?

Es necesario aprender a desaprender. Para mí es imposible que la ley abarque todos los supuestos ya que siempre habrá algún caso que supere la realidad. Lo que es incuestionable es que las leyes están escritas por hombres que nunca tuvieron en cuenta la regla, ni la maternidad o la lactancia.

¿Y si tuvieras que elegir a tres mujeres como referentes, cuáles serían?

La primera sería Ruth Bader Ginsburg, jueza estadounidense que ha destacado especialmente por su trabajo en la lucha por la igualdad legal de género; también, la militar Patricia Ortega por ser la primera mujer nombrada General en las Fuerzas Armadas, lo que para mí la convierte en un referente de ruptura de los techos de cristal; y por último, Clara Campoamor, escritora, abogada y política durante la Segunda República que logró que las mujeres pudiésemos votar. Así que, cómo no vamos a aplaudir a día de hoy sus logros.