Hasta ahora, 1.500 enfermeras han fallecido tras contraer el COVID-19, según datos del Consejo Internacional de Enfermeras (CIE). La cifra incluye a enfermeras de solo 44 de los 195 países del mundo, por lo que el número real de muertes podría ser superior.

Estos datos son especialmente duros si los comparamos con otras situaciones de crisis internacional, algo que ha hecho el propio director del CIE, Howard Catton, declarando que "es asombroso que durante esta pandemia hayan fallecido tantas enfermeras como en la Primera Guerra Mundial". Estos mismos registros apuntan a que la cifra de personal sanitario fallecido a causa del virus supere los 20.000 casos en todo el mundo.

Desde el organismo además denuncian que a día de hoy todavía no exista una recopilación estandarizada y sistemática de datos sobre los contagios y fallecimientos de trabajadores sanitarios, algo que consideran, "es un escándalo que aún no se esté haciendo". Estos registros, tal y como explica Catton, servirían para "incrementar nuestra comprensión de los riesgos para la salud, mejorar las prácticas clínicas y salvar vidas, en particular de enfermeras y trabajadores sanitarios".

"Lo global nunca ha sido más local en términos de retos"

Catton también ha subrayado que la pandemia ha demostrado hasta qué punto se ha interconectado el mundo y que las respuestas de los gobiernos han de tenerlo en cuenta para responder adecuadamente. "Creo sinceramente que lo global nunca ha sido más local en términos de los retos que estamos afrontando, las lecciones que hemos de extraer y las soluciones que buscamos. Por ejemplo, la obtención de equipos de protección individual entre fronteras requiere que los gobiernos trabajen juntos en cuestión de aduanas y controles".

También se dará esta interconexión, dice, cuando tengamos una vacuna, "para llevársela a todos aquellos que la necesiten y no solo a quienes se la puedan permitir, harán falta relaciones multilaterales y cooperación". "Las enfermeras tendrán que jugar un papel importante en lo que venga tras la COVID. Nuestra experiencia y los datos de los cuales disponemos significan que tenemos una voz muy poderosa y legítima que hemos de utilizar para influenciar los sistemas de salud del futuro", ha recalcado.