La gorila nació en el Zoo de San Francisco en 1971 donde la llamaron Hanabi-Ko, que significa fuegos artificiales en japonés, aunque todo el mundo la conocía como Koko. Allí, la psicóloga para animales Francine 'Penny' Patterson comenzó a enseñarle la lengua de signos.

Esta habilidad hizo que Koko apareciera en numerosos documentales, incluidos dos de la prestigiosa revista 'National Geographic', uno de los cuales se centraba en la especial relación que trabó con un gato pequeño, que terminó convirtiéndose en un libro usado en escuelas infantiles de todo el mundo.

"Koko (...) abrió las mentes y los corazones de millones de personas" y con ello fue "la mejor embajadora de las especies en peligro", ha destacado la Gorilla Foundation. "Fue muy querida y la echaremos profundamente de menos", ha declarado.