Dejar el pueblo por vivir en la ciudad suele ser lo habitual, pero estos jóvenes y no tan jóvenes son la excepción. "Necesitas una desintoxicación porque estás acostumbrado a ese sistema de vida que te arrastra", cuenta una de esas personas que decidió vivir en una pequeña población.

Unos por obligación y otros de manera voluntaria hacen renacer pueblos que estaban prácticamente deshabitados. "No sé si me voy a lanzar al campo o a una ciudad pequeñita donde la gente todavía se conoce y se reconoce", expone un hombre.

El documental acerca a la sociedad el problema de la vivienda en las ciudades

Una realidad que se refleja en 'No hay cabida', un documental de Alberto del Valle que narra 18 pequeñas historias de proyectos de vida que están germinando en el mundo rural.

"No siento que quiera seguir estando en una gran ciudad porque tengo la sensación de que hay muchísima gente que esta igual que yo y que no cabemos todos", cuenta una de las protagonistas. El documental, autofinanciado por su autor y un pequeño 'crowdfunding', trata de acercar a la sociedad el problema de la vivienda en las ciudades.

Menos ruido, menos estrés y menos contaminación. Dicen adiós en muchas ocasiones a la modernidad para recuperar viejas tradiciones. " El baile del paloteo era algo que la gente lo tenía como algo muy bonito y que se había perdido porque lo bailaban jóvenes y ya no había jóvenes", explica una joven.

Treinta minutos de verdad, una catarsis de la memoria y algo inherente a la humanidad: la inevitable búsqueda de un lugar en el mundo.