Los hechos ocurrieron el pasado 24 de abril, en la cuarta y penúltima prueba de la oposición para cubrir diez plazas del puesto de trabajo de Técnico de Hacienda al servicio de la Administración de la Comunidad Foral de Navarra y sus organismos autónomos, que había sido convocada en febrero.
El comportamiento del aspirante había levantado ya las sospechas del tribunal en las anteriores pruebas, que puso estos hechos en conocimiento de la Dirección General de Función Pública. Esta, a su vez, solicitó la colaboración y asesoramiento de la Dirección General de Interior.
A la vista de la situación, el tribunal examinador, Función Pública y Policía Foral organizaron un dispositivo de cara al cuarto examen para destapar al posible infractor con el principal objetivo de "evitar ningún tipo de perjuicio al resto de personas examinadas".
Dos policías forales se integraron en el tribunal como colaboradores en la vigilancia del aula en la que se encontraba el sospechoso, mientras otros agentes efectuaban un rastreo por los alrededores del edificio donde se realizaba la prueba, en prevención de que el opositor pudieran estar siendo ayudado desde fuera por alguien que le transmitía la información.
Los policías presentes en el aula detectaron la existencia de algún dispositivo que estaba recibiendo una señal, que, precisamente, se hacía más fuerte al acercarse al aspirante sospechoso y se perdía al alejarse de su lado.
Además, observaron que el aspirante efectuaba movimientos extraños manipulando su bolígrafo. Los agentes interceptaron la señal y la pusieron a disposición del tribunal, que pudo comprobar que el contenido de lo que se escuchaba en la transmisión de audio se correspondía con el objeto del examen que se estaba realizando en ese momento, ha explicado en un comunicado el Gobierno de Navarra.
La presidenta del tribunal y un policía foral se acercaron al aspirante y le solicitaron que mostrase el dispositivo electrónico que estaba utilizando para copiar, ante lo que reconoció su actuación.
A continuación, éste, los responsables del tribunal y los policías forales salieron del aula para continuar con las actuaciones sin molestar al resto de examinandos. Allí se comprobó cómo actuaba.
El opositor utilizaba un MP3 con los temas del examen grabados, que llevaba sujeto en el brazo oculto bajo la camisa. Los escuchaba, vía bluetooth, gracias a un pinganillo minúsculo que llevaba introducido de manera profunda en el oído y que era invisible a primera vista.
Para seleccionar los temas concretos que habían resultado elegidos en el examen, usaba un bolígrafo, previamente manipulado, que, a modo de selector, le permitía saltar de una pista a otra hasta encontrar el tema deseado.
A la vista de los hechos, el tribunal elaboró una diligencia para hacer constar lo acaecido, que fue firmada por el propio infractor, a quien se le comunicó que, de conformidad con las instrucciones dadas al inicio de la prueba, quedaba eliminado de la misma.
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