La madre del bebé que fue arrojado al río Besòs, en
Barcelona, en septiembre de 2019 pidió ayuda para abortar en L'Hospitalet de
Llobregat.
Según informa 'El Periódico', la madre, una menor de 16
años, acudió al servicio municipal de información Salut Joven el 13 de marzo de
2019 cuando llevaba tres meses de gestación.
Allí, una trabajadora social del centro le propuso
realizarse una nueva prueba de embarazo (ya se había sometido por su cuenta a
dos) y al comprobar que estaba embarazada, le informó de que la ley actual solo
le permitía abortar con el permiso de sus padres.
Ella, que no había confesado a sus padres su estado, intentó
esquivar este requisito asegurando que sus padres se encontraban fuera de
España, algo a lo que la educadora le respondió instándola a comentar sus
situación al centro médico. Ella nunca acudió al hospital para intentar
someterse al proceso de aborto.
A pesar de que en 2010 el Gobierno de Zapatero aprobó un
punto en la ley del aborto para que las mujeres mayores de 16 no necesitaran la
aprobación de los padres para interrumpir el embarazo, el Gobierno de Mariano
Rajoy, en 2015, suprimió este punto para hacer necesario que los progenitores
diesen el visto bueno al aborto de las menores de 16 y 17 años.
De no haberse producido la reforma del Gobierno del PP, la adolescente hubiera podido abortar libremente y no se hubiera resignado a tener al bebé de forma clandestina para luego abandonarlo.
La menor ocultó su embarazo
La menor de 16 años consiguió ocultar su embarazo a los
padres y a los compañeros de instituto utilizando ropa ancha y acordó con el
padre dar a luz clandestinamente para luego deshacerse del bebé.
Antes del parto, los padres del recién nacido reservaron una habitación de hostal para que la menor diera a luz. El dueño de este
establecimiento confirmó que salieron con un niño "vivo" del
hospedaje.
Dos días después del nacimiento del pequeño, el padre fue detenido por Mossos d'Esquadra tras confesar que arrojó al bebé al agua, alegando que no era un hijo deseado.