El Mediterráneo sigue siendo una tumba vergonzante. Una persona ha muerto cada tres horas en el mar durante 2022. Siete cada día y 2.556 en un año. La falta de vías legales y seguras sigue dejando miles de muertos en el Mediterráneo y el Atlántico sin que la Unión Europea ponga remedio. Casi un tercio de los fallecidos intentaban llegar desde estos puntos del continente africano.
Médicos sin Fronteras ha recibido esta misma semana la amenaza de una patrulla libia. "Alejaos, hijos de puta, o les disparamos", escucharon desde el barco. Riccardo Gatti, responsable de salvamento de Geo Barent, cuenta que les amenazaban con disparar si se acercaban.
Ese día habían rescatado a 69 personas que viajaban en un bote de goma en aguas internacionales. "No es la primera vez que escuchamos disparos o amenazas. Y son situaciones críticas, mantenemos la distancia y emocionalmente son estresantes lo manejamos con protocolos", denuncia el responsable.
Por su parte, Estrella Galán, directora general de CEAR, critica que la Unión Europea siga dando respuestas erráticas bloqueando el control de sus fronteras. "Las respuestas que se están dando no son las adecuadas", insiste.
Las organizaciones reclaman proyectos en terreno que ayuden a estas familias a tener medios de vida, señala la directora de comunicación de World Vision, Elisa Molina. Todas estas organizaciones que intentar proteger también reciben sanciones, como el buque Aita Mari que se enfrenta a una multa de un millón de euros. Marco Martínez, capitán de la embarcación, asegura que la recurrirán y en el caso de que no salga adelante se verán obligados a hacer un crowdfunding.
Mientras tanto, las organizaciones piden más protección para evitar que tengan que arriesgar su vida en rutas cada vez más peligrosas y mortales.
Otro gasto más
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