Illona Mithell e Isidoro Perales residen en la Sierra de Baza desde 2004 en una casa de campo con 173 hectáreas de terreno. El matrimonio siempre había permitido a los cazadores entrar a sus tierras para cazar faisanes, ciervos, jabalíes o conejos, entre otras especies.
Todo cambió cuando creó un refugio para animales en su propiedad y decidió prohibir la caza en mayo de 2016. Desde ese momento ha sufrido intimidaciones y amenazas tanto a ellos como a su hija de 11 años. Isidoro e Mithell se encontraron la noche de reyes con cinco de sus perros muertos a tiros.
"El motivo es porque yo quite la caza de mi campo el año pasado. Yo no tenía conflicto con nadie hasta esto. Creo que la conexión han sido los cazadores", asegura Mithell, dueña de la finca.
Los perros que han muerto asesinados habían sido acogidos por la señora, que se dedica a rescatar animales abandonados. Mithell se encontró a Dizzy, Coco, Maisie y Domingo con un disparo en la cabeza y a Jack con un disparo en el paladar. Además, un sexto perro ha desaparecido.
"La perra estaba metida para refugiarse y aquí dentro fue donde la mataron. El mastín que estaba con ella duro dos días más", explica Isidoro, dueño de los animales.
"Los perros le molesten en su furtiveo. Los cazadores saben que esta mujer es muy amante de los animales y se lo lleva a su casa. Así que castigándolos ella se los lleva y nosotros podemos campar a nuestras anchas", dice Isidoro que opinan los cazadores.
Los cazadores, por su parte, se defienden de estas acusaciones: "Ha creado un poco de malestar la noticia de que hayan dicho los cazadores y no han dicho un coto concreto. Han dicho los cazadores y todos los cazadores no tienen que ver con eso", señala Juan Pedro Martínez, presidente de la sociedad de cazadores 'La Perdiz' de caniles.
El Seprona investiga la muerte de los animales y la agresión al caballo para esclarecer lo ocurrido.