Con chaqueta negra y las mismas gafas con las entró a los juzgados. Lo primero que pregunta el juez a Francisco Javier Garzón es si quiere aclarar algo, a lo que el maquinista responde: "Iba todo muy tranquilo y yo solamente recuerdo, dios mío, la curva, la curva, la curva, que no la tomo..."
El magistrado se centra en la curva de A Grandeira. El maquinista reconoce que cada semana hace el mismo trayecto y que cada conductor decide cuando frenar. Él lo suele hacer dos túneles antes: "La suelo tomar en la avanzada, que es 4 kilómetros antes".
Declara que circulaba a unos 190 km por hora en el momento del accidente pero, muy afectado, no encuentra explicación para no haber frenado: "Es que no le doy explicación, no. Sigo sin comprenderlo, no estoy tan loco como para no frenar".
Tanto el juez como el fiscal le interrogan sobre el sistema de frenado. El maquinista hace entender que la señalización no es suficiente, aunque siempre reconoce que la responsabilidad de frenar es sólo suya: "Podía haber algo recordando en la vía físicamente, yo tengo que saber que en ese punto tengo que ponerme a esa velocidad, nada más".
También habla sobre su polémica cuenta de Facebook. Aclara que la foto la hizo en unas prácticas y que él ni siquiera conducía el tren. Sobre con quién habló sólo reconoce haberse comunicado con Madrid justo después del accidente: "A la velocidad que iba y el castañazo, aunque no pudiera ver para atrás, yo sé lo que llevo entre manos".
Y aunque no lo vemos, Francisco Javier escucha su propia voz hablando con la central, diciendo de nuevo, según el diario ABC, que se despistó y que todos los muertos caerán sobre su conciencia.