Las lágrimas de una joven son el reflejo de una Italia conmocionada por la muerte de Desirée Mariottini. Con solo 16 años fue violada y asfixiada por varios hombres en un edificio okupado. Según la autopsia ella estaba drogada.

El crimen ocurrió el pasado día 19 en San Lorenzo, un barrio marginal de Roma en el que se trafica con droga. Desde entonces las manifestaciones para pedir justicia y mayor seguridad en las calles son diarias.

El asesinato de Desirée también ha reabierto heridas en Italia. Los cuatro detenidos que hay por el momento son de origen subsahariano. Tres de ellos residían ilegalmente en el país, un hecho que ha servido para que el ministro del Interior, Matteo Salvini, vuelva a enarbolar su bandera antiinmigración: "Vamos a pedir cuentas a quienes han gestionado mal Roma durante 20 o 30 años".

Un uso partidista de la tragedia que ha llevado a que fuera recibido en su visita a San Lorenzo entre gritos de "chachal" haciendo un símil con el animal carroñero, frente a aquellos que se acercaban a saludarle. Salvini tuvo que abandonar el barrio por motivos de seguridad pero regresó horas más tarde y logró lanzar sus proclamas: desalojar de Roma y de toda Italia a los okupas e ilegales.