Cebos envenenados para matar a aves rapaces y mamíferos. Es una práctica ilegal que se calcula, podría haber acabado con la vida de 185.000 animales en toda España en los últimos 20 años. Entre ellos, especies en peligro de extinción como el buitre negro o el milano real. "No solemos llegar a tiempo, las cosas como son. Los animales ya llegan en un estado o con unos problemas que no tienen solución", cuenta Irene López, veterinaria del Grupo de Rehabilitación de Fauna Autóctona.
Según un informe de la organización Fondo Mundial para la Naturaleza, todas las Comunidades Autónomas, a excepción de Andalucía, suspenden en la lucha contra el veneno en los cebos. En este sentido, diez de ellas cuentan además con graves carencias en este propósito, como la inexistencia de sanciones.
"Si tuvieran voluntad política podrían solucionar este problema, y además rápido y con bastante eficacia. Sería incrementando la vigilancia y desde luego aplicando la normativa", explica Carlos Cano, Fondo Mundial para la Naturaleza.
Denuncian la reducción de medios para investigaciones toxicológicas y forenses y el alto grado de impunidad, algo que no comparten desde algunas administraciones regionales. "Debemos trasladar la idea de que eso no sale a cuenta, de que no es algo que va a salir gratis, ni vaya a salirle barato a quien acabe siendo el responsable", apunta Diego Sanjuanbenito, director general de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid.
En nuestros campos aparecen cada año cientos de animales envenenados. Las organizaciones animalistas piden un endurecimiento de las sanciones, así como más patrullas caninas y campañas de sensibilización para evitar estos envenenamientos. Si encontramos un animal muerto que podría haber sido envenenado, lo más importante es no tocarlo y avisar a la Guardia Civil o a los agentes forestales.