Entre los locales desalojados por celebrar fiestas ilegales hay establecimientos que, además de infringir las medidas frente al coronavirus, son reincidentes. Es el caso de un restaurante madrileño que la Policía ha desalojado al menos tres veces.

El último desalojo se producía allí este fin de semana de madrugada: sobre las 04:30 horas, los agentes rompían la ventana del establecimiento y, una vez dentro, encontraban personas escondidas en los lugares más inverosímiles, como se aprecia en el vídeo que ilustra esta noticia. Había clientes dentro de un armario, en un trastero y hasta siete más en un despacho de poco más de cinco metros cuadrados.

No era, sin embargo, la primera vez que la Policía intervenía en este mismo local, sino, como mínimo, de la tercera: en el vídeo que ilustra esta noticia, aparecen imágenes de otro desalojo en el mismo restaurante, a mediados de febrero, también tras detectarse allí una fiesta ilegal de madrugada.

No obstante, el local no parece haber cerrado desde entonces y en su página web ha seguido anunciando eventos, cenas con barra libre o sesiones de dos por uno en copas. Tras la última entrada de la Policía este fin de semana, el dueño asegura que no le ha llegado nunca ninguna multa.

Lo cierto es que el establecimiento sigue abierto. Así lo demuestra la llamada que laSexta ha realizado al local en cuestión, pidiendo una mesa para cenar este jueves de Semana Santa, una reserva que se ha efectuado sin problema alguno.

¿Qué hace falta entonces para cerrar un local que incumple reiteradamente la normativa anti-COVID-19? Según la Policía Municipal de Madrid, cuando detectan una fiesta precintan el local, pero solo por esa noche; al día siguiente, ya puede volver a abrir.

Son el Ayuntamiento o la Comunidad quienes deben decidir si sancionar o no al local, pero eso -dicen- lleva su tiempo y, mientras tanto, el local puede seguir funcionando, e incumpliendo las normas.