En un país conservador y religioso como Filipinas, las parejas homosexuales anhelan contar con la bendición de la iglesia católica, por lo que una pequeña comunidad cristiana de Manila brinda el sacramento del matrimonio al colectivo LGTB y reivindica así la legalización de estas uniones.

Es el caso de Nom Blanco y Maja Manato, dos mujeres de 28 y 31 años que, aunque solo llevan juntas nueve meses, preferían darse el "sí quiero" antes de ir a vivir juntas, tal y como marca la tradición católica en la que ambas se han criado.

"No toda la sociedad filipina está abierta a los matrimonios entre homosexuales, pero nuestra familia nos ha apoyado mucho", contó Manato, vestida de blanco, tras finalizar la ceremonia de casi dos horas en la que se casaron doce parejas lesbianas en Quezon, uno de las ciudades que forman Metro Manila.

El casamentero es el reverendo Crescencio Agbayani, fundador en 2012 de la Iglesia Cristiana LGTBS, que desde hace cinco años celebra esta boda colectiva de parejas del mismo sexo para azuzar "la concienciación y la aceptación de la sociedad". "Los filipinos somos muy religiosos pero por desgracia la Iglesia romana no nos acepta (a los homosexuales). Por eso, la iglesia LGTBS nació para proveernos de un espacio seguro para la oración", explicó Agbayani.

"En Filipinas ser ateo no es una opción porque venimos de una tradición religiosa y espiritual", agregó el fundador de la iglesia LGTBS, cuyas siglas corresponden a lesbianas, gais, transexuales, bisexuales y concluyen con la ese de "straight", que significa heterosexual en inglés, porque, según el religioso, son una "comunidad inclusiva".

"Muy felices y emocionadas" tras jurarse amor eterno ante Dios se confesaban Rosemary Ramirez y Rowena Yap-Diangco, de 38 y 41 años, después de tres intensos meses planificando el enlace en el que contaron con la "bendición" de familiares y amigos.

"Creo que la sociedad filipina no está aún preparada para legalizar el matrimonio entre parejas del mismo sexo, pero de alguna manera sí está cada vez más abierta a aceptar las relaciones homosexuales", opinó Yap-Diangco. La filipina, que contrajo matrimonio con un pantalón negro y una camisa de corte masculino mientras que su esposa lo hizo de blanco, consideró como una "señal positiva" que el presidente del país, Rodrigo Dutertem, haya hablado varias veces a favor de legalizar el matrimonio igualitario.

No obstante, esta semana su portavoz, Harry Roque, declaró a la prensa que el país, donde el 85% de la población es católica practicante, no está listo para dar ese paso.

Después de seis años de relación a distancia, la filipina Fatima Ocampo y la singapurense Jarence Wen se dieron el "sí quiero" con la única presencia de la hermana y la sobrina de la segunda, que viajaron desde Singapur para el enlace. "Mi familia es muy conservadora y no están contentos con esto. Es muy triste para mí que no estén aquí pero quiero compartir mi vida con ella y eso es lo importante", contaba apenada Ocampo, una maestra de 31 años que planea mudarse a Singapur.

Precisamente la Iglesia Cristiana LGTBS es uno de los grupos que solicitó una audiencia en la Corte Suprema de Filipinas para pedir la legalización de las uniones civiles entre personas de mismo sexo. La primera sesión, en la que participó el reverendo Agbayani, se celebró en Manila esta semana y proseguirá la semana entrante. "Creo que estamos haciendo historia. Es nuestro momento, la Corte Suprema nos está escuchando, aunque no creo que estemos a las puertas de un cambio en la ley", indicó Agbayani.

Estos grupos, encabezados por el abogado y activista LGTB Jesus Falcis, piden al alto tribunal eliminar los artículos primero y segundo del Código de Familia, de 1987, porque restringen el matrimonio a la unión entre un hombre y una mujer.

Las uniones entre personas del mismo sexo no tienen respaldo legal en ninguna nación asiática, aunque Taiwán podría ser la primera. "Ser gay no es una invención occidental, es una realidad humana. Hay gente que defiende que la agenda LGTB no representa los valores asiáticos, pero yo creo que los valores asiáticos tratan sobre la aceptación, el amor y la tolerancia", matizó Agbayani.