Los textos antiguos describen al Apóstol Santiago como un hombre de carácter. Apodado como el 'hijo del trueno', este discípulo de Jesucristo tuvo la tozuda idea de recorrer con sus dos piernas el conjunto de la Península Ibérica, dejando consigo uno de los legados más antiguos de nuestra tradición: el Camino de Santiago.

Como decimos, Santiago era un hombre de carácter, razón por la que uno no querría ni imaginarse cuál sería su reacción a día de hoy si viera lo que ocurre en algunos de los entornos naturales que forman parte de la ruta. La basuraleza se ha apropiado de los montes, las playas y multitud de parajes.

Con la idea de concienciar a los miles de peregrinos que salen desde distintos puntos de España —y que este año, tras un parón insólito por la pandemia, vuelven a calzarse las botas— la organización medioambiental ha decidido lanzar la iniciativa 'El Camino al revés'. Una aventura en la que diversos voluntarios han decidido darle una vuelta a los cánones y salir desde la plaza del Obradoiro (fin del camino) y toparse de cara con los dueños de los bastones y las conchas.

El reciclaje se encuentra con los peregrinos

Pablo Osorio es uno de los voluntarios que ha formado parte de la iniciativa, y relata a laSexta.com por qué resulta importante en estos días: "En una de las etapas, pasando por Arzúa, creíamos que no íbamos a recoger nada. Pero cuando seis personas se ponen a rastrear, se encuentran con un montón de envoltorios de comida, colillas y pequeños plásticos. Es una buena idea", asevera el joven.

Pablo estuvo tres días caminando (entre el 18 y el 20 de julio) y ayudando a los peregrinos. Su punto de salida fue Santiago, y completó las etapas que pasan por Pedrouzo, Arzúa y Sobrado dos Monxes. El joven cuenta entre risas que no todo fue fácil, especialmente por la situación meteorológica: "El primer día hizo muchísimo calor. Se notaba que era la parte más urbana, justo antes de llegar a Santiago. Se hizo duro, pero pudimos parar bastante, gracias a que repartíamos las bolsas", explica.

Las bolsas a las que se refiere Osorio eran unos pequeños sacos amarillos, confeccionados con material reciclado, que iban regalando a los peregrinos para que ellos mismos pudieran recoger la basuraleza que había en el suelo. "A la gente le llamábamos la atención, nos preguntaban y entonces les comentábamos un poco lo que hacíamos", apunta.

Ahora bien, el peregrino 'al revés' también explica a laSexta que no todo el mundo estaba desubicado: "Algunas personas ya tenían estas bolsas porque se alojaban en ecoalbergues y, por el simple hecho de hospedarse ahí, ya tenían acceso a los puntos de recogida y eran conscientes de la iniciativa", asevera.

Casi 400 'ecoalbergues' repartidos por España: así funciona El Camino del Reciclaje

Coincidiendo con la celebración del año Xacobeo 2021, El Camino del Reciclaje ha decidido volver para hacer de este Año Santo el más comprometido con el cuidado del medioambiente de la historia.

Se trata de un proyecto que ya se hacía con anterioridad, pero que este año, coincidiendo con la celebración de dos años Xacobeos seguidos, busca que los miles de peregrinos que anualmente recorren el Camino de Santiago puedan separar y reciclar los distintos residuos de envases que van generando durante cada etapa.

Un objetivo grande requiere de un compromiso grande. Y, para lograrlo, se ha contado con 359 albergues repartidos por Galicia, Asturias, La Rioja, Navarra y Castilla y León, que han sido especialmente equipados para potenciar la concienciación medioambiental y fomentar el reciclaje entre los caminantes. Los mismo ecoalbergues de los que hablaba Osorio y que, según relata uno de los dueños, con el paso de los años han aumentado su actividad.

Así lo explica a laSexta.com Isaac Vázquez, encargado del Albergue San Lázaro (Santiago): "Ha cambiado mucho la mentalidad, sobre todo en los que repiten camino. Para hacerse una idea, cuando empezamos con esta iniciativa, hace cinco años, los contenedores interiores del albergue los vaciábamos entre una y dos veces por semana. Dos años después, ya lo hacíamos diariamente".

Su albergue, al encontrarse en Santiago, es habitualmente el último que visitan los peregrinos. En esta línea, Vázquez relata que "al principio, los que llegaban no conocían la iniciativa, pero ahora, cuando les explicamos lo que hacemos, ya lo saben de otros albergues".

La cuestión es que San Lázaro está, como los otros 358 establecimientos colaboradores, totalmente equipado: "Tenemos una serie de puntos de reciclaje suministrados por Ecoembes. Papeleras amarillas y azules para los residuos. Y luego, al mismo tiempo, hay un centro de reciclaje para que los camiones separen todo", apunta.

Otra de las labores de Vázquez es equipar a los peregrinos que visitan su casa con un kit, que este año cuenta con una bolsa hecha con materiales reciclados (la amarilla), acompañada de un mosquetón que se puede enganchar a la mochila: "Se intenta que los peregrinos guarden los residuos y no los tiren generando basuraleza. Así, pueden portarlos cómodamente, sin tener las manos ocupadas, hasta llegar al punto de reciclaje más cercano", asevera el encargado.

El pasaporte del ecoperegrino: por cada tres etapas, un nuevo árbol plantado

El kit que reparten los albergues como el de Vázquez no solo lleva la bolsa. Los peregrinos que pasan por uno de estos recintos reciben también el denominado pasaporte del ecoperegrino: "Es una pequeña credencial para que todos los albergues que colaboran pongan un sello", explica.

Tras lograr tres sellos, es decir, pasar por tres ecoalbergues diferentes, los trabajadores del lugar le entregan un diploma al peregrino. Sin embargo, las recompensas van más allá: "Se saca una fotografía a esa persona y se sube a Instagram. Y una vez subida, por cada credencial Ecoembes plantará un árbol autóctono en la zona escogida. Es decir, por el simple hecho de participar en esta iniciativa, no solo es posible recoger los residuos que perjudican a la naturaleza, sino también contribuir a que esta misma siga regenerándose".

Por todo esto, Vázquez celebra la acogida que ha tenido y —sigue teniendo— este lustro de trabajo. Ahora, solo mira hacia adelante: "Este año, a pesar de la pandemia, estamos teniendo un muy buen número de huéspedes. Nos alegra porque así, poco a poco, concienciamos a muchos peregrinos nuevos que, cuando repiten el Camino, ya tienen las cosas claras", concluye.

Hay que saber cómo y dónde reciclar: expertos y tecnología para recoger residuos

El Camino al Revés y El Camino del Reciclaje forman en sí una unión que lucha por mejorar los espacios que miles de personas disfrutan cada año. Y, en el caso del primero, los voluntarios comprometidos con la lucha contra la basuraleza del Proyecto LIBERA no estuvieron solos. Debían conocer ciertos consejos, razón por la que contaron con la ayuda del experto del Camino de Santiago y premio Aymeric Picaud, Manuel F. Rodríguez.

Rodríguez detalla a laSexta que El Camino al Revés "es una iniciativa novedosa y útil para fomentar el cuidado medioambiental de la ruta jacobea", sobre todo, ante la experiencia que tiene como peregrino. Igual que Osorio, piensa que la tónica general es la de respetar el medioambiente, pero por desgracia este no siempre es el caso.

"Lo cierto es que no siempre sucede así, sobre todo en los períodos de mayor acumulación de personas en el Camino, como ocurre en verano. Por mi propia experiencia como peregrino, sé que no es difícil encontrar aquí y allá algún residuo abandonado o caído de alguna mochila. No es, en mi opinión, una visión frecuente y preocupante, pero incluso estas pequeñas agresiones deben evitarse por quienes realizan el Camino, pues hay alternativas fáciles y prácticas para poder hacerlo", cuenta en una entrevista la organización.

Un grupo de 'ecoperegrinos' durante una de las etapas de El Camino de Santiago

A la ayuda de Rodríguez, que conoce al dedillo las rutas y cómo actuar, se le ha sumado también la tecnología. El voluntario Osorio explica que, durante su travesía, iban recogiendo la basuraleza a su "ritmo", pero hubo dos puntos concretos donde se apoyaron en una APP móvil para mejorar su eficiencia.

"Marcabas 100 metros en un tramo y, acto seguido, te ponías de manera concienzuda a recoger todo lo que encontrabas: colillas, plásticos, envoltorios… Todo ello se distribuye en grupos", explica.

Según el voluntario, la clave reside en que es una APP de acción colectiva: "Hay muchísima gente subiendo datos a tiempo real de las zonas que limpian. Al final, das con un informe muy completo del estado de la ruta", apunta Osorio, que incide en que, gracias a esta herramienta, pudieron hacer una labor mucho mayor.

58 kilómetros separan la distancia que anduvieron Osorio y Rodríguez, pero su labor, como la de todos aquellos peregrinos, en su mayoría concienciados en sus travesías, tiene un tamaño mucho más ingente. Por pequeña que sea la iniciativa, todo trabajo que se haga es poco. Y por el recuerdo del propio Apóstol Santiago, el Camino debe de estar tan limpio como cuando él mismo lo pateó en sus sandalias. Porque de buen seguro que él no se topó con ninguna colilla en el suelo.