Ricardo Macieira, mánager en Europa de Worldcoin, se acomoda en una enorme sala de reuniones. La entrevista solo puede ser por videollamada, pero vamos a esforzarnos para entender el negocio que hay tras el fenómeno del momento. Porque más de 300.000 personas en España les han dado acceso a su iris y hoy son la segunda app gratuita más descargada en el país.
Lo primero que queremos saber es para qué usan la información biométrica que obtienen del escaneado de nuestro iris. Ricardo nos explica que el proyecto surgió por la necesidad de distinguir humanos de 'bots' en el mundo digital.
Y que el 'orb', la bola plateada con cámara con la que escanean nuestro ojo, comprueba si lo que tiene enfrente es un ser humano -o un perro o un gato-, si está vivo. Con esa imagen que recoge, genera un código de iris. Este código único, dice, una vez generado borra todas las imágenes captadas y se convierte en un pasaporte único para que cada persona pruebe su "humanidad en el mundo digital".
Juan García Álvarez, experto en ciberseguridad, nos lo explica de otra manera: "Están entrenando un modelo de inteligencia artificial a partir de la recopilación de datos biométricos de los usuarios". Y es que la IA avanza tanto que hay que elaborar nuevos sistemas de identificación para saber cuándo hablamos con un robot y cuándo con un humano.
Según Tetiana Klymchuk, profesora de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UIC de Barcelona, la importancia de estos datos biométricos es excepcional, porque nuestro iris puede ser nuestro único identificador en el futuro y, ciertamente, en el de nuestros hijos. Una identificación que podremos usar en bancos, en el sistema de salud, para todas nuestras operaciones financieras...
Seguimos haciendo preguntas a Ricardo. Si lo que ellos están haciendo es crearnos un pasaporte, lo normal es que nosotros paguemos por él, como cuando vamos a la comisaría, y más cuando afirma que nunca van a monetizar los datos de sus usuarios. Sin embargo, las personas que acuden para que les escaneen el iris, reciben dinero a cambio. Ricardo matiza: "Nosotros no compramos iris. No estamos pagando. Lo que la persona recibe son nuestros 'Worldcoin tokens' para darles la propiedad del proyecto".
Sin embargo, la realidad es que a la cola para escanearte el iris, le sigue la cola en los cajeros de bitcoins para canjearlos por 60 euros, 70 tal vez, 100 si cotizan altos... porque el valor de estos tokens fluctúan dependiendo del día. "Lo que ellos hagan con esos 'tokens', es cosa suya", dice Ricardo.
La sorpresa del día nos la cuenta una joven a la que entrevistamos junto a un puesto Worldcoin en Madrid. Nos cuenta que un conocido cobró la víspera 170 euros por "captar" usuarios, por llevar hasta el stand a más personas interesadas en escanearse el iris. Y sí, Ricardo nos lo confirma: "Gratificamos a quienes invitan personas, porque queremos crecer. Les damos 'tokens' para que estas personas tomen decisión sobre el proyecto. Así premiamos a los más involucrados, porque una persona que trae amigos es alguien importante en el proyecto", asegura.
La información que obtienen, esas fotos del iris, dicen, la borran. Sostienen que solo guardan el código generado e insisten en que cumplen con la protección de datos europea. Aunque preguntado por qué en Brasil, Francia e India les impiden operar, nos contesta: "Decidimos estar en esos mercados un periodo corto y después pausamos la actividad". En otras palabras, defiende que no les han echado, sino que se han ido.
Desde la empresa también quieren insistir en que no registran a menores de 18 años, "ni aunque vayan con sus padres". Y, preguntado por las cuatro denuncias de particulares que la Agencia Española de Protección de Datos ha recibido por el tratamiento de datos personales que hace Worldcoin, Ricardo que no tiene ninguna información, pero se muestra abierto a que las autoridades españolas se interesen por su negocio.
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