Más de una veintena de familias han acampado en frente del Ayuntamiento de La Rinconada, en Sevilla. Ahora viven en casas de nylon porque en la de ladrillo les queda poco.

En la misma línea que hace unos días se manifestaba la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, los vecinos de esta localidad andaluza reclaman que les entreguen viviendas sociales, que en la actualidad se encuentran vacías. Al fin y al cabo estas familias aseguran que así podrían vivir en cuanto se haga efectivo el desahucio.

Ya llevan tres días acampados. Sus nuevos vecinos son los inquilinos del Ayuntamiento. Solicitan un alquiler social, una vivienda asequible a sus escasísimas posibilidades. Todos comparten la misma necesidad.

La casa de otro de los acampados está en ruina. No ingresan ni un euro. La caridad de vecinos y familia les da para mantener a sus dos bebés. Él les deja en casa para unirse a la acampada. Mientras, unos se encargan de preparar el almuerzo. Otros, sueñan con las que podrían ser sus casas. Lo incomprensible de la situación es cuando los afectados muestran un bloque de viviendas de protección oficial en venta medio vacío. Pero el Ayuntamiento no puede ayudarles ahora. Esas viviendas no son para alquilar; están en venta. Resistirán en la calle, dicen, porque no les quedan más opciones.