Muchos usuarios de esta residencia Los Frailes de Leganés están hartos. Llevan un año quejándose ante la dirección del centro y ante la Comunidad de Madrid por lo que consideran un trato inadecuado: "Todas las quejas que ponemos los residentes y los usuarios nos las desmienten" explica Rafael Adrián, hijo de un residente.

Por eso comenzaron a hacer fotos, para demostrar el mal estado del centro o tal y como le enseñaron a Alberto Chicote, demandar menús más adecuados. "La fotografía me ha costado una sanción no económica, moral. Me están haciendo la puñeta" asegura Juan, un residente.

El último caso por el que piden explicaciones es el de Manuela. Con este escrito su familia quiere saber por qué le han vuelto a salir hematomas en la pierna. "Es la cuarta vez que apreciamos esos golpes" asegura Luis Rodríguez, yerno de Manuela.

Una falta de recursos materiales y personales que, pese a las inspecciones, se estaría produciendo en muchas residencias. "Si el centro de tu trabajo no es la persona y es el dinero, o al final lo que hacen es negocio" explica Mari Ángeles Bueno, presidenta de la Plataforma por la dignidad de las personas mayores.

Plataformas de usuarios animan a reclamar ante cualquier anomalía, aunque la respuesta sea negativa y llegue tres meses después, como en el caso de Virginia. Su familia ha optado por poner carteles en la pared para recordar a los trabajadores qué necesidades tiene su abuela.

"En un sitio que deben haber seis personas se quedan tres. Es imposible que lleguen" asegura Virginia Rodríguez, familiar de Virginia. Ellos, como miles de familias piden controles más exhaustivos para garantizar que sientan las residencias como su propia casa.