Situación discriminatoria y surrealista la que se ha vivido en el IES Universidade Laboral de Culleredo (A Coruña), y más inusitada aún -si cabe- al tener lugar en plena semana de movilizaciones feministas por el 8 de marzo. En este lugar se ha conocido que una joven estudiante del Ciclo de Montaje y Distribución fue rechazada por una empresa para hacer prácticas, alegando ésta que no contaban con los recursos y herramientas necesarias para que una mujer trabajara allí.

Así lo ha denunciado la víctima en 'La Opinión de A Coruña', donde ha contado su experiencia. "Me dijeron que no había vestuarios, ropa ni baños para chica", ha relatado al medio, donde ha explicado que su pasión es "llegar a ser soldadora", y que para ello se encontraba estudiando en una clase donde la inmensa mayoría de estudiantes son hombres: "Somos 20, 19 chicos y yo". Según la joven, pese a sus calificaciones, de las mejores del curso, fue la única de la clase que no consiguió prácticas, algo que indignó a sus compañeros, docentes y familiares.

Precisamente, su madre ha relatado al medio gallego que la estudiante "llegó a casa con lágrimas en los ojos" y ha lamentado que sigan dándose situaciones machistas como esta cuando su hija es perfectamente válida: "Ella decide irse por un mundo de hombres, y resulta que es la mejor de su clase. Se pregunta por qué no puede hacer lo mismo que los demás. Ni siquiera necesita un vestuario propio, ya que se pone el buzo de trabajo por encima de la ropa".

'La Opinión de A Coruña' ha proseguido contando que gracias a la intervención de su profesora de Climatización y Soldura, que también es su tutora, la estudiante discriminada logró encontrar una empresa que, al contrario que la anterior, si vio en la joven una trabajadora perfectamente válida para realizar prácticas. Una situación que, aunque en esta ocasión ha finalizado con buen sabor de boca, no es la primera vez que se da en el mundo laboral español, desgraciadamente.

Porque las mujeres no solo tienen más dificultades que los hombres a la hora de acceder a la mercado laboral; también, cobran por lo general menos que ellos, tienen mucha más dificultades para acceder a puestos directivos en empresas, así como grandes impedimentos y complicaciones para la conciliación. Una situación que se da en muchos campos: el político, el científico o el empresarial, y acuciada por la pandemia: una de cada cuatro ha renunciado a su trabajo para poder conciliar.