Unos descansan en cubierta, mientras que otros pasan el tiempo con la ayuda de libreta y bolígrafo. A casi todos les han podido curar las heridas de la piel, pero lo que en estos momentos existe en el Ocean Viking es "emergencia psicológica". "Estas personas han sufrido y están sufriendo un gran trauma psicológico", lamenta Luca Pigozzi, médico de MSF.

Muchos han sufrido descargas eléctricas, han sido quedamos o han sido víctimas de guerras. En este sentido, Pigozzi indica que "muchos han sido víctimas de tortura y de violencia sexual en Libia". Tras 13 días encerrados en un espacio limitado en el medio del mar, han comenzado, aseguran, a perder la noción del tiempo.

El Ocean Viking realizó cuatro operaciones de rescate entre el 9 y el 12 de agosto en las que le salvó la vida a 356 personas. Más de un centenar son menores y la mayoría de ellos no están acompañados.

Han empezado a racionan al máximo lo que tienen y, en las últimas horas, el barco, que se mantiene en navegación lenta entre Malta y Lampedusa, ha trazado un corazón con sus últimos movimientos, su último grito silencioso para no quedar olvidados en el mar.