El accidente, en el que ha fallecido un viajero de 36 años, ha ocurrido en Vacarisses, donde un tren de la línea 4 de Rodalies, que cubre la ruta Sant Vicenç de Calders-Manresa, ha descarrilado por un desprendimiento de tierra causado, según las primeras hipótesis, por las lluvias que han caído en la zona en los últimos días.

En el accidente han resultado también heridas 49 personas, en su mayoría leves. Gabriel De Toro y José Santín, dos compañeros de trabajo que viajaban en el primer vagón del tren accidentado, han resultado heridos leves, pese a la intensidad del impacto.

De Toro, que ha sufrido una rotura fibrilar en la pierna y un fuerte impacto en las costillas, ha asegurado que los pasajeros han vivido el accidente "con mucho miedo", sobre todo porque al principio no sabían qué es lo que había pasado.

"Era como si nos matáramos, nos hemos visto muertos. Se ha caído la montaña, el maquinista ha frenado corriendo y ha descarrilado el tren", ha explicado De Toro, que ha señalado que una de las puertas de su vagón "ha salido volando" y ha caído en el tercer convoy.

"El maquinista ha dado un frenazo de golpe, la gente encima de nosotros, han saltado los motores del aire acondicionado, las puertas... un disparate", ha subrayado De Toro, que ha apuntado que en este tramo de vía se producen desprendimientos a menudo y las autoridades pertinentes "deberían tomar medidas, poner redes y hacerlo mejor".

Su compañero, José Santín, ha descrito lo vivido como si hubiera sucedido "un terremoto a lo bestia, algo brutal".

"Ha habido mucha confusión, daba la impresión de que estábamos cayendo por un barranco y he dicho: 'bueno, cuando lleguemos abajo, se acabó", ha declarado. Cuando el tren se ha detenido, Santín ha pensado: "Bueno, por los menos estamos vivos y podemos andar".