El día Mundial sin Tabaco se celebra el día 31 de mayo de todos los años y está organizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y sus asociados mundiales. El objetivo de esta efeméride es concienciar sobre los riesgos para la salud vinculados a esta droga.
La campaña se centra en destacar el impacto negativo que tiene la exposicion al tabaco y cómo afecta a la salud personal de todas las personas del mundo. A su vez, este día sirve para llamar a la acción a las instituciones y sectores relacionados con la industria tabaquera a abogar por políticas eficaces que controlen su consumo e impacto tanto en la sociedad como en el medioambiente.
¿Qué es el tabaquismo?
El tabaquismo es una adicción provocada por uno de los componentes activos del tabaco, la nicotina. En el 80% de los casos se inicia antes de los 18 años de edad y es la principal causa de mortalidad prematura y evitable en los países desarrollados.
Los principales efectos clínicos que puede conllevar esta adicción son transtornos cardiovasculares, trastornos respiratorios o la aparición de tumores en diferentes partes del organismo. La OMS estima que al menos ocho millones de personas mueren al año a consecuencia del tabaco. Además, la organización prevé que si continúan las tendencias de consumo existentes, se podrían producir 10 millones de muertes en 2030.
La exposición al aire contaminado por el humo del tabaco, aunque no se fume, supone un aumento del 30% de riesgo de padecer también enfermedades cardiovasculares. Es decir, la persona que vive con alguien que consume una cajetilla diaria es como si fumara también nueve cigarrillos.
Según el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), el tabaco provoca cerca de 50.000 muertes anuales en España y representa el 35% de las muertes en los varones en edad media y más de una quinta parte en la vejez.
¿Qué efectos tiene para la salud?
El consumo de tabaco y la exposición a él afecta negativamente a la salud de las personas y se manifiesta en más de 25 enfermedades que pueden causar la muerte. Según la Organización Mundial de la Salud, fumar tabaco es la principal causa del cáncer de pulmón, y es responsable de la muerte de más de dos tercios de la gente que padece esta patología.
El riesgo de cáncer dependerá de la duración de consumo, del número de cigarros que se fuman al día, del tipo de tabaco y de los años, si es el caso, que hace que se dejó de fumar. El alquitran y las nitrosaminas son las sustancias responsables de que la patología tumoral aparezca con mayor frecuencia entre los fumadores
Fumar también es la principal causa de la enfermedad pulmonar crónica, una enfermedad en la que la acumulación mocosa con pus en los pulmones provoca una tos molesta y dificultades respiratorias. El riesgo de desarrollar esta patología se da comunmente en las personas que empezaron a fumar a una edad temprana, ya que el humo retrasa el desarrollo pulmonar.
Tan solo fumando un cigarrillo se eleva el ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria y la tensión arterial. El humo que se inhala produce una reacción irritante en las vías respiratorias, lo que produce moco, que causa tos. Esta inflamación continua puede producir una bronquitis crónica, disminuyendo nuestra capacidad pulmonar, produciendo cansancio y pérdida de resistencia corporal.
Los fumadores también tienen mayor riesgo de padecer otros cánceres, como el de boca, labios, lengua, laringe y faringe, cáncer de estómago, de esófago, de páncreas, de vejiga, de riñón, de cuello de útero, de colon y de recto, de hígado, de mama, de la cavidad nasal, de ovario y ciertas formas de leucemia.
En el humo del tabaco se encuentran carinógenos como el benzopireno, N-nitrosaminas, 2-naftilamina y 4-aminobifenilo, clasificados en el grupo I del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer.
Pero estos peligros no solo afectan a los fumadores y a los fumadores pasivos. "Todos estamos expuestos al humo de tercera mano, que se trata del humo que queda adherido a las superficies tales como sofás, cortinas, tapicerías de los coches, peluches, pelo, ropa con efecto, durante largos periodos de tiempo y que está compuesto por sustancias nocivas para la salud", explica Leyre Gaztelurrutia, secretaria del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT).
En los bebés que se encuentran en el útero y se exponen a las toxinas del humo del tabaco se experimenta una frecuencia de la disminución del crecimiento de los pulmones. Esta exposición puede causar un agravamiento del asma, neumonía, bronquitis e infecciones en las vías respiratorias. La OMS calcula que al menos 165.000 niños mueren antes de cumplir los cinco años por infecciones relacionadas con el humo del tabaco ajeno.
¿Cómo se trata la adicción?
La adicción al tabaco se basa en el consumo repetitivo y compulsivo de la sustancia conocida como nicotina. Los fumadores se vuelven físicamente y psicologicamente dependientes de esta sustancia, afectando al comportamiento de la persona, a su estado de ánimo y a sus emociones.
Estos efectos tienen que ver con el síndrome de abstinencia que se deriva de esta droga y pueden causar la recaída del fumador, cayendo en la falsa creencia de que estos síntomas vayan a perdurar para siempre al dejar de fumar.
Alrededor de 2 de cada 3 fumadores afirman querer dejar de fumar pero pocos lo logran sin ayuda. Dejar de fumar requiere un importante esfuerzo por parte del fumador pero, en ocasiones, el papel médico es fundamental a la hora de proporcionar una información correcta y un tratamiento adecuado al fumador. Es decir, si una persona quiere dejar de fumar, lo primero que debe hacer es acudir a un médico e informarse de las terapias para conseguirlo.
"Los métodos más eficaces para dejar de fumar son aquellos que presentan evidencia científica", puntualiza Gaztelurrutia. Esta experta en tabaquismo advierte de que "el tratamiento debe ser integral, es decir, tanto farmacológico como cognitivo conductual, individualizado, y durante al menos un año de manera programada por un sanitario especializado".
Esta intervención terapéutica le ayudará a incitarle, animarle y ayudarle a dejar de fumar, según el grado de dependencia que tenga el fumador. Contar con una adecuada información acerca de los efectos que el tabaco y todos sus componentes tienen en el organismo puede resultar fructuoso en el camino para abandonar la adicción, haciendo hincapié en aquellos motivos por los que se ha decidido dejar el tabaco -salud, bienestar, personas de nuestro entorno, hábitos- y convencerse de ellos.
Cachimbas y cigarrillos electrónicos ¿Más sanos que el tabaco?
En la última década, los establecimientos como bares y pubs se han inundado de cachimbas, también conocidas como pipas de agua. Solo han bastado unos años para que incremente el número de jóvenes que las consumen y ya predomina una falsa creencia de que usarlas no tiene efectos negativos para la salud.
"Existen trabajos publicados que relacionan fumar cachimba con la enfermedad pulmonar obstructiva crónica", explica Esther Diez, responsable de comunicación de la Asociación Española Contra el Cáncer.
La falta de legislación para éste tipo de productos, así como el claro objetivo de atraer a los jóvenes está haciendo que crezca de manera exponencial esta oferta.
Desde CNPT destacan que estos mecanismos "no son seguros ni inocuos y que una sesión puede suponer inhalar 200 veces el humo de un cigarrillo, con el daño que esto supone".
"Además, ponen en riesgo a los usuarios frente a otro tipo de enfermedades infecciosas por el consumo grupal de una sola boquilla desde un mismo dispositivo", añaden.
Las distintas leyes antitabaco, el aumento del precio y los controles han hecho que los usuarios busquen otras maneras de satisfacer su adicción a la nicotina. El cigarrillo electrónico es un claro ejemplo de la evolución que está sufriendo el tabaquismo y, para algunos, una buena excusa para seguir consumiendo sustancias cancerígenas.
Leyre Gaztelurrutia opina que estos dispositivos "no son una opción segura ni sana" y que, además, "no hay evidencia científica suficiente" de que sea efectivo para dejar de fumar.
"Son una puerta de entrada al consumo de nicotina por parte de jóvenes y son utilizados por los adultos para poder fumar en lugares donde está prohibido fumar cigarrillos tradicionales, ante la falta de impunidad y legislación al respecto", explica Gaztelurrutia.
La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) detalla que "aunque pueda considerarse menos tóxico que el tabaco convencional, el hecho de que no requiera combustión no es sinónimo de que no contenga sustancias potencialmente tóxicas".
Ley antitabaco y controles
La Organización Mundial de la Salud y otras asociaciones científicas impulsan cada año programas comunitarios para estimular a los gobiernos a aplicar medidas en la prevención y control del tabaquismo.
Según la OMS, el control del tabaco debe ser una prioridad para alcanzar la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de reducir la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles para 2030.
El primer tratado internacional en materia de salud sobre esta problemática fue el Convenio Marco para el Control del Tabaco, promovido por la OMS y firmado durante la Asamblea Mundial de la Salud, en 2003. Este convenio servía como una respuesta global a la epidemia del tabaquismo con el objetivo de aplicar medidas relacionadas con los precios e impuestos para reducir la demanda de tabaco, aumentar la protección contra la exposición al humo en espacios cerrados y áreas interiores de trabajo, promover la concienciación y las campañas de educación al público o prohibir la publicidad y promoción del tabaco.
En España, la Ley antitabaco actual entró en vigor en 2011. En ella se modificaba la antigua ley de 2005, que establecía medidas sanitarias frente al tabaquismo y se regulaba la venta, la publicidad, el suministro y el consumo de tabaco.
Con esta modificación, España prohibió fumar en algunos espacios públicos cerrados como bares, restaurantes, cines o teatros. Además, también es ilegal fumar en espacios al aire libre de centros educativos, recintos de centros sanitarios o parques infantiles.
Según la norma, fumar donde está prohibido hacerlo se considerará una infracción leve, que puede conllevar multas de entre 30 y 600 euros. Una acumulación de tres faltas leves se considerará una infracción grave, y podría repercutir en multas de hasta 10.000 euros.
"Sería conveniente no bajar la guardia ante la aplicación de las normativas actuales, aumentar las campañas de información, sensibilización y concienciación, y prevenir el inicio en los más jóvenes", afirma Esther Diez, responsable de comunicación de la Asociación Española Contra el Cáncer.
El Día Mundial sin Tabaco es una buena oportunidad para reclamar más medidas que permitan el control del tabaquismo e instar a los gobiernos a que fortalezcan la aplicación de leyes que regulen el consumo de una droga que acaba con la vida de cinco millones de personas al año.
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