La calima ha invadido la Península Ibérica cubriendo toda superficie con un manto anaranjado, como se ha podido comprobar en las miles de fotografías y vídeos que se han compartido desde el lunes y a lo largo de este martes en prácticamente todos los puntos del país. Y es que el espectacular cambio de imagen que han vivido territorios como Andalucía, Madrid o la zona cantábrica de la noche a la mañana también es visible a vista de satélite.

Tal y como puedes observar, hay una diferencia abismal entre la imagen que presenta la Península un día cualquiera (hemos escogido el 28 de febrero, con el cielo despejado) a la que ha expuesto en esta jornada del martes. Aunque las nubes tapan en gran parte la acumulación de ese polvo rojo que ha impregnado todo, sí es posible ver este fenómeno con gran claridad en el norte de Portugal, así como en las comunidades de Galicia, Asturias, Cantabria o País Vasco.

Esta calima se puede prolongar en España hasta el jueves, aunque en principio el escenario con más presencia de este elemento tiene lugar este mismo martes y a partir de esta madrugada, después de registrar valores máximos, se irá despejando, aunque el miércoles aún será visible el tono anaranjado que inunda calles, vehículos y demás mobiliario. Pero ¿de dónde procede esta masa de polvo rojo? África es el punto de origen de este fenómeno.

La borrasca está actuando como una suerte de ventilador que está impulsando esta arena anaranjada hacia el norte, llegando con suma facilidad a España. Pero también hacia el oeste, ocupando una parte relevante del Océano Atlántico, según muestran los satélites Copérnicus. La calima suele ir acompañada de fuertes rachas de viento que arrastran grandes cantidades de polvo y arena. Esto provoca el tono sepia propio de los filtros de edición de fotografías.

En este punto, es necesario destacar que se trata de un evento de riesgo, pues como apunta la meteoróloga de laSexta Isabel Zubiaaurre "estas partículas se quedan en los pulmones y no salen". Por ello, recomienda a la población no salir a la calle o, en su defecto, evitar pasar demasiado tiempo al aire libre. De hecho, ya hay provincias como Salamanca o Ávila donde la acumulación de este polvo rojizo ya es superior a los 700 micografamos metros cúbicos.