Los grifos escupen cenizas y tierra quemada en vez de agua potable en As Neves, por eso usan agua embotellada para todo. La tienen almacenada en una nave y son los propios vecinos quienes se ocupan del reparto casa por casa.

También sin recursos dicen que han trabajado bomberos, agentes forestales, brigadistas y personal del 112. Denuncian la descoordinación absoluta en las tareas de emergencia: "La red de comunicación que tuvimos natural fue WhatsApp y fue voluntariosa. Aquí se está diciendo que hubo grandes dotaciones en esta intervención y con los datos que hemos dado no llegamos a los 500 profesionales que estábamos trabajando" explica Miguel Udés, presidente de la Plataforma de Bomberos Públicos de Galicia.

Y que no les dejaron hacer más: "No vale poner excusas, decir que el monte arde, que los pirómanos los queman porque la realidad es que no tenemos una estructura operativa" defiende Miguel Udés.

Además siguen sin cuantificarse aún las pérdidas en agricultura y ganado. Aunque en esta granja de Silleda tienen perfectamente contabilizadas las gallinas calcinadas: 10.000. Los agricultores piden en los montes policías que disuadan a los pirómanos y gestionar ellos parte de la superficie quemada: "El Gobierno de Galicia y la Xunta tienen que actuar en la superficie forestal abandonada" asegura José Ramón González, de Unións Agrarias.

Cada hectárea gestionada por ellos le cuesta a la Xunta entre 50 y 60 euros. Más rentable que los cientos de miles de la extinción.