Más de cinco semanas de erupción y el volcán de La Palma sigue sin dar visos de frenar su actividad. "Estamos en el punto de partida o al menos en el de más actividad", reconoce al respecto David Calvo, portavoz del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan).

Este martes, el cono interno del volcán ha colapsado sobre sí mismo, según ha informado Involcan durante la tarde, publicando a su vez imágenes del aspecto que ofrecía el penacho volcánico a las 18:50, hora canaria. Posteriormente, sin embargo, la actividad eruptiva ha vuelto a aumentar, alcanzando la fuente de lava una altura de unos 600 metros, de acuerdo con la citada entidad.

Así, la morfología del cono continúa siendo cambiante por los sucesivos procesos de crecimiento y reconfiguración. Precisamente, la víspera se produjo una ruptura del cono principal, con desbordamiento de lava y desprendimiento de grandes bloques de material magmático. Aquí puedes ver el momento del colapso.

En estos momentos el volcán tiene abiertas varias bocas eruptivas, aunque no se descarta la aparición de nuevos centros de emisión en el entorno del cono principal.

Según ha indicado este martes el Pevolca, hay un alto nivel de emisión de lava que discurre sobre las coladas ya existentes, aumentando en altura y rellenando las 'islas' entre coladas, mientras la superficie afectada asciende a 879 hectáreas. Su director técnico, Miguel Ángel Morcuende, ha indicado que las coladas se mueven en superficie y mediante tubos lávicos y que el aumento de hectáreas responde al derrame lávico por el sur y a los huecos que se han rellenado en las zonas intermedias.

Entretanto, la colada que se dirige hacia el mar continúa detenida a unos 120 o 130 metros de la costa, mientras que la lengua de lava que penetró la semana pasada en el casco urbano de La Laguna ha tomado un rumbo suroeste y podría terminar uniéndose a la anterior. No obstante, una nueva carga de material podría desviarla al norte de la montaña, zona que en estos momentos permanece evacuada, generando aún más destrucción.

La colada situada más al sur, por su parte, se sitúa aproximadamente a unos 150 metros del parque fotovoltaico, a unos 250 metros de las viviendas de Corazoncillo y a unos 600 del cementerio de Las Manchas. Según el Catastro, las construcciones destruidas o dañadas ascienden ya a 1.291, de las cuales 1.038 son de uso residencial.

Sismicidad intensa y deformación del terreno

Entretanto, la sismicidad sigue registrándose en la misma zona y con una magnitud elevada, pero menor frecuencia que en días anteriores. Este mismo martes, se ha registrado un temblor de magnitud 4,8 a una profundidad de 34 kilómetros.

No obstante, la directora del Instituto Geológico Nacional (ING) en Canarias, María José Blanco, ha vuelto a advertir de que pueden aumentar los terremotos sentidos y alcanzar la intensidad VI, así como provocar nuevos desprendimientos.

En cuanto a por qué no se están produciendo terremotos en la superficie, el geólogo y divulgador científico Nahúm Méndez Chazarra explica a laSexta que se puede deber a que el "magma sube silenciosamente". Es decir, antes de la erupción los terremotos superficiales rompían rocas para salir, dando lugar a los terremotos superficiales; ahora ya hay conducto y no hay nada que romper, por lo que por eso podrían no registrarse.

Ayer, la emisión de dióxido de azufre asociado al penacho volcánico alcanzó las 40.800 toneladas diarias, lo que hace pensar que el fin de la erupción aún se encuentra lejano.

Además hay que destacar la deformación de la isla ocurrida en solo 24 horas. Según los últimos datos, se ha pasado de 14 a 30 centímetros en un día en el GPS que está localizado más cerca del volcán. Es decir, 16 centímetros más de deformación. Esto da muestra del gran empuje que está ejerciendo el magma sobre el terreno.