Corren por el andén, lo abordan desde las vías. Muchos siguen huyendo por ellas, llegando incluso a cruzarse de manera temeraria con el tren parado en sentido contrario. Así actúa el casi medio centenar de grafiteros que han pintado 21 vagones en la estación de metro de Las Rosas, en Madrid.
Son perseguidos por un solo policía porque han dejado atrás dos agentes heridos, intoxicados con sus sprays. No es solo un acto vandálico de grafiteros: es uno más, un repunte que preocupa y asusta a los maquinistas. "Que se junten hasta 50 grafiteros en una misma zona no había pasado nunca", lamenta Juan Ortiz, portavoz del Sindicato de Maquinistas de Metro de Madrid.
Sergio ha sufrido dos ataques. "La actitud que tienen es que no comuniquemos nada al puesto de mando, que no llamemos a seguridad, que no podamos llamar a la Policía", denuncia Sergio Hoyuelas, miembro del colectivo de Maquinistas del Metro de Madrid. En la noche de Halloween secuestraron un tren. Obligaron al maquinista, con un ataque de ansiedad, a llevarles a un lugar con más luz.
Madrid no es el único lugar donde han actuado. Los grafiteros actuaron en la madrugada del domingo en Barcelona. En ese momento, una mujer embarazada y otros dos pasajeros que les reprocharon parar el tren fueron agredidos con un spray. "No se monta una cosa así en dos días. Alguien se está organizando y parece que nadie está tomando cartas en el asunto", critica Aitor García, presidente del Comité de Empresa delegado de CGT.
José Ángel, maquinista del Metro de Barcelona, lleva 40 años en la profesión. Cree que ahora el móvil no es el arte, sino el dinero. "Desde el negocio del turismo grafitero", según denuncia, hasta las apuestas y las grandes sumas que mueven las empresas que se dedican a limpiarlos.
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