El sexo es la adicción más tratada en la nueva unidad del hospital Gregorio Marañón de Madrid. Un tercio de las personas que acuden pidiendo ayuda, lo hacen por su adicción al sexo. De ellos, la mitad requiere tratamiento hospitalario. Estos pacientes no solo se enganchan a la pornografía, también a las aplicaciones para hacer contactos.

Javi y Álex, dos personas en tratamiento por esta adicción, confiesan a las cámaras de laSexta que su enganche era tal que dejaron de comer y de ir al trabajo. "Mi vida estaba gobernada sobre todo por aplicaciones", confiesa uno de ellos. Así, señala que, en un mismo día, llegaba a contactar con hasta 40 personas y mantenía relaciones sexuales con tres o cuatro personas diferentes.

Marisol Roncero, psiquiatra del Centro de Adicciones Comportamentales del hospital Gregorio Marañón de Madrid, asegura que, en estos casos, existe tolerancia y el paciente necesita consumir cada vez más sexo para gratificarse. "En el caso de que no se consuma se producen síntomas de ansiedad y angustia", explica. Por todo ello, lo primero es aislarles de los estímulos peligrosos. Es decir, eliminarles internet y todas aquellas aplicaciones, asegura Belén López, psicóloga del Centro Árbor de Madrid.

La realidad es que el uso de estas aplicaciones de citas está a la orden del día. Y así lo confirman en la calle. Miguel, uno de los encuestados, señala que ha conectado virtualmente con mucha gente desde que tiene la aplicación. Otra de las participantes asegura que se ha puesto en contacto con "demasiados perfiles". "No hago mucho filtro a la hora de hacer match pero se tienen que dar una condiciones previas", añade. Al mismo tiempo, otra de las entrevistadas señala que ella colecciona los perfiles. "Yo los colecciono, ahora he hecho como una limpieza, los voy acumulando y luego en los mensajes hablas con ellos", explica.

Este gesto de aceptar y rechazar personas no se realiza en la vida real. ¿El motivo? Porque que quizá no tenemos que enfrentarnos a la cara de decepción que nos encontramos. Por ello y ante todo: precaución para que este movimiento de selección del amor no nos domine.