Hay quienes dicen que sus mascotas son su familia. Y hay quienes actúan en consecuencia a la hora de redactar su testamento. Porque la preocupación de qué le pasará a mi perro el día que yo falte se puede ver rebajada si dejamos por escrito qué quiero que le pase a mi perro el día que yo falte.
En España desde la reforma del Código Civil de 2021 los animales han dejado de ser considerados cosas para ser seres sintientes a ojos del Derecho. Y aunque los animales en España no pueden heredar directamente, sí pueden hacerlo de manera indirecta, a través de terceras personas que se ocupan de gestionar el patrimonio que dejemos para su alimentación, cuidado y bienestar.
Ángela Noguera es muy joven. Tiene 25 años. Y dos perros, Toby y Nora. Pero es jurista, está estudiando oposiciones a Notaría, y tiene muy clara la importancia de dejar las últimas voluntades por escrito. Para quedarse tranquila, ha establecido un testamento para sus animales, además de para su familia y sus legitimarios, como establece la Ley. Su custodia pasaría a manos de sus padres o sus tíos, y a cambio les deja una cantidad económica -que no se anima a revelarnos- para sus gastos y necesidades futuras.
Raphaela Fischer ha pensado lo mismo para sus gatos y su perro Simba. Ella ha elegido a su pareja como legatario, y le ha dejado un pequeño fideicomiso para el cuidado de sus animales en el caso de que ella muera antes. Ha nombrado a una persona que se quede al cuidado de sus animales, destinándole una cantidad económica para que lo haga. Porque sus animales son su familia, y conoce casos en los que no se ha hecho y han acabado en una protectora. No quiere que eso le pase a su familia.
Eloi Sarrió, abogado especialista en Derecho Animal de Aboganimal, nos cuenta las fórmulas posibles. Pueden heredar indirectamente a través de terceras personas. "Puedes nombrar legataria a una persona para que se ocupe de ese animal de compañía y ponerle una condición. Y si no se hace cargo, no hereda una parte de los bienes. Aunque la legítima siempre va a ser para la familia. Pero estamos hablando del tercio de mejora o disposición y esa sí se puede condicionar".
También se puede condicionar esa herencia para que pierda esos bienes en el caso de que se deshaga de la mascota o no la cuide adecuadamente. También podríamos instituir un fideicomiso a un objetivo determinado, como puede ser dejar un piso para que con su compraventa o alquiler se paguen todos sus gastos.
En su experiencia, la cantidad más alta destinada en metálico a un animal fueron 175.000 euros. En Estados Unidos un gallo que heredó 15 millones de dólares. Cantidades que por muchos mimos que le den a nuestra mascota en nuestra ausencia, no se agotan. Así que lo habitual suele ser destinar el restante a asociaciones de protección animal.
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En este sentido, desde WWF nos cuentan que ellos gestionan uno o dos testamentos solidarios al mes. Bárbara Crespi, su responsable de herencias, legados, y seguros de vida, los describe como amantes de los animales, más mujeres que hombres y, aunque antes eran viudas o solteras, cada vez más personas con familia lo hacen. De media les dejan 100.000 euros en el testamento: algunos la casa, otros las joyas, otros las cuentas... Y han notado un aumento de estas últimas voluntades. No solo ellos, sino también otras organizaciones.