Según la Constitución, los representantes políticos no están sometidos a ningún mandato imperativo, es decir, que tienen total libertad a la hora de votar, pero a la hora de la verdad, en España cada partido impone sanciones a los que se saltan la disciplina de voto.

Las sanciones van de los 100 a los 600 euros, en los partidos grandes, en los pequeños el voto es consensuado y aparentemente no existe esa disciplina de voto.

La sanción económica, es lo de menos, para muchos de ellos, lo peor es que romper la disciplina de voto acaba suponiendo que se les excluya de las listas en las próximas elecciones.

Para el PP romper la disciplina de voto cuesta entre 100 y 500 euros, para el PSOE entre 200 y 600 mientras que en el PNV o en IU no hay establecida ninguna sanción. Para UPyD, el voto es libre.

Carmen Chacón y 13 diputados del PSC fueron sancionados con 600 euros por abstenerse o votar en contra de prohibir la consulta soberanista. Celia Villalobos, por votar a favor del matrimonio homosexual, Trillo por votar en contra de la reforma del divorcio.

Algunos, como el senador leonés, Juan Morano, sancionado por no votar a favor de eliminar las ayudas al carbón, se niegan a aceptar las sanciones: “Dije que no lo admitía que se me pusiera ninguna sanción porque creía que no había motivo de sanción, sino al revés, había cumplido lo que creía debía hacer”.

Morano mantiene su escaño en el Senado, pero su voto en conciencia, le llevó a abandonar el PP.

Para algunos romper la disciplina de voto merece la pena, porque, dicen, se deben a los votantes y no al partido.