El rey ha hecho la tradicional entrega de los despachos a los jueces en el Auditori de Barcelona, después de que el pasado año no asistiera por decisión del Gobierno para no alterar la convivencia en vísperas de la sentencia de inhabilitación del entonces presidente de la Generalitat, Quim Torra.

Pero si algo ha quedado claro este año es que las mujeres son una abrumadora mayoría dentro de las nuevas hornadas de la carrera judicial. De los 188 despachos entregados este año, 134 son a mujeres y 54 a hombres. Es decir, menos de la mitad.

Pero este año no es una excepción. Las últimas cinco promociones de jueces han sido mayormente juezas: 32 mujeres frente a 18 hombres en 2017; 46 magistradas por 19 varones en 2018...

"Hay más mujeres desde, al menos, treinta años. Cuando me incorporé yo, ya éramos más mujeres que hombres en mi promoción", afirma la magistrada Isabel Olmos.

Sin embargo, esta proporción no se refleja en los altos tribunales como el Supremo, donde las mujeres representan el 12% de los jueces.

"Estos puestos no siguen un criterio objetivo, con una normativa determinada, sino que tiene un gran porcentaje discrecional", afirma la magistrada Lara Esteve.

Es decir, nombramientos a dedo en espacios controlados por hombres y que suponen un techo de cristal para las juezas que reclaman mayor presencia en los puestos más altos.

Hay quienes justifican esta presencia limitada porque la mujer se incorporo más tarde a la carrera judicial, en el año 1972. Sin embargo, esto no convence. "Han pasado muchísimos años. La presencia de mujeres con larga carrera ya es notable", afirma Esteve.