En junio de 2010 caía Garzón. El PP se libraba del azote del magistrado, que perdía la batalla en su campo, en los tribunales. "Estamos sometidos a la Ley, desde el más importante de los españoles, pasando por un juez, por importante que sea", decía Rajoy.

Ese juez importante dio paso a uno totalmente anónimo, Pablo Ruz. De él, el abogado de la acusación particular del caso Bárcenas, decía que "es la antítesis de un juez estrella, es un juez trabajador y discreto que ha llevado procesos complicados y los ha llevado hasta donde le han dejado". 

No ha sido fácil, empezó molestando al PSOE con el Faisán y terminó topando con el PP por Gürtel y Bárcenas. Al principio todos de acuerdo, respetaban las decisiones judiciales, pero, la coletilla habitual ante los medios cambió tras el registro de Génova y la expulsión de las causas. Y la tensión fue in crescendo cuando procesó e hizo caer a Ana Mato.

Dos semanas después se le dijo que ya no seguiría en la Audiencia, aunque Rajoy negó presiones de Moncloa. Aún así Ruz se despidió por la puerta grande, dando por acreditada en su auto de apertura la caja B del PP. Por si acaso, al progresista de la Mata ya se le ha dado el alto, se le pide independencia. Un serial que Ruz seguirá desde su pequeño juzgado en Móstoles.