El día sólo amenaza con despuntar cuando Julián abre la puerta de su camión. Con las luces desperezándose y el termómetro aún tiritando, este transportista extremeño arranca el motor y la jornada de trabajo. Paquete arriba, paquete abajo, el día del conductor medio en nuestro país nunca tiene menos de una docena de horas. Y con un sueldo nada espectacular.

España vive una oleada de trabajadores en pie de guerra. El metal en Cádiz, o el campo, con ganaderos y agricultores, han decidido plantarse. Pero Julián y sus compañeros no. Su situación es diferente porque lo que hay convocado en el sector transportes, y que mantiene el runrún sobre si estas Navidades serán las de siempre en cuanto a suministros y regalos, es un cierre patronal, no una huelga. Y eso influye. Influye mucho.

laSexta.com pasa una jornada con los transportistas españoles. Subidos al camión de Julián García, que tiene 48 años y trabaja en la empresa Transportes Carrasco desde los 22, es fácil vislumbrar cuáles son las carencias de un sector que podría poner en jaque a España en 48 horas, y cuyo mayor problema, según todas las fuentes consultadas, es su falta de organización y la competencia desleal entre sí mismos.

"Hay carencia de conductores porque este trabajo no es humano"

Julián maniobra su camión como si fuera un coche de juguete. Pero, realmente, este camión con plataforma amarilla pesa, ya por sí mismo y sin carga, 16.000 kg. Enganchado en la jornada de este jueves a un contenedor fucsia, que va a descargar en la sede de Aliexpress en Seseña (Toledo), el peso total de este vehículo de 16 metros de largo, roza los 20.000 kg.

“¿Que por qué hay carencias de conductores?”, repite con media sonrisa, “pues porque no es humano: muchas veces son 15 horas de jornada, fuera de casa, sin estar con tu familia. Y por un sueldo que no merece la pena”.

Julián García, extremeño, conduce un camión de 16.000 kg sin carga.

Es complicado hablar de datos generales en España sobre el transporte, por lo heterogéneo: no es lo mismo ser trabajador del sector público o del privado; mover viajeros o mercancías, hacer cortas o largas distancias. Pero hay una línea definitoria clave: si eres trabajador asalariado, empresario o autónomo.

En nuestro país hay 240.299 empresas dedicadas al transporte, según datos de noviembre de 2021 facilitados por el Ministerio de Transportes. La comunidad que más compañías tiene es Andalucía -39.068-, prácticamente a la par que Cataluña.-39.063-. Les sigue Madrid, con 30.916.

"En dos días podemos desabastecer España"

Sin embargo, es un hecho que faltan camioneros. Lo reconocen los propios transportistas, los sindicatos, la patronal y el Ministerio. Y eso cuando la carga de trabajo no sólo no se ha reducido en los últimos años, sino que se ha incrementado con el comercio por internet. Ya no sólo nutren supermercados o empresas. De ellos depende que, cuando quieras comprar algo, sencillamente esté.

Las empresas de transporte buscan conductores, pero no es fácil dar con ellos. No sólo por la voluntad, sino por las barreras de acceso a la profesión, puesto que necesitan una formación que es cara de adquirir.

No sólo es necesario el carné tipo C, sino también superar el CAP. Entre ambas titulaciones se pueden ir alrededor de 4.000 euros que ha de poner el trabajador. Así, los expertos consultados cifran en torno a los 15.000 los transportistas que se necesitan en España.

“Se han cargado el sector”, suspira Julián, en su jornada con laSexta.com. “Tendría solución si entre todos los agentes involucrados se pusieran de acuerdo. Es el sector que más fuerza tiene en nuestro país: en dos días, si paramos, tenemos desabastecida a toda España”.

Descarga de mercancías y áreas de descanso seguras

Las reivindicaciones históricas de los transportistas no son nada alocadas. Hay algunas que parecen de perogrullo, por la lógica aplastante que las acompaña. Por ejemplo, que se prohíba la carga y descarga por parte del conductor, algo que no forma parte de su función.

Fuentes del sector admiten que es, probablemente, lo que deja a los camioneros en una situación muy penosa. Sin embargo, por la falta de organización entre trabajadores, y por las deudas que arrastran por las letras de los vehículos quienes se deciden a ser autónomos, hay quien lo acepta cuando el cliente lo exige.

En las empresas medianas y grandes la situación es diferente. Cuando Julián acerca su camión al muelle de carga en el polígono industrial de Seseña, la descarga la realizan otros trabajadores de la nave. “Es lo que tiene que ser”, comenta, afable.

Otra reivindicación que tienen tradicionalmente los transportistas españoles es la de establecer áreas de descanso seguras. Buscarles lugares donde puedan descansar con tranquilidad y sin miedo a robos. Y su falta es que aleja a las mujeres de optar por este oficio, a pesar de que cada vez sea más y más habitual ver rostros femeninos a los mandos de los vehículos.

Por qué los empresarios quieren parar

Pero no es ninguna de estas las que ha llevado a la patronal a llamar al paro en los días 19, 20, 21 y 22 de diciembre. Según FENADISMER, la Federación Nacional de Asociaciones de Transporte en España, el detonante es “la imparable subida del precio del gasóleo que se viene produciendo en los últimos meses, que ha supuesto un incremento cercano al 35% en el último año, ante la que el Gobierno a fecha de hoy no ha concretado ninguna medida que ayude a los autónomos y empresas transportistas a solventar dicha situación”.

No les falta razón, puesto que, en 2021, el precio del combustible ha subido más en España que en Francia, Italia, Holanda y Portugal, y está por encima de la media de la Unión Europea. Los datos del Boletín Petrolero de la UE, actualizados a esta semana, certifican que el litro de gasolina en España se vendió a un precio medio de 1,513 euros y el de gasóleo a 1,385 euros. Supone un aumento del 26,2% para la gasolina y del 27,6% para el diésel en lo que va de 2021. Sólo sube más en Bélgica, Irlanda y Alemania.

Fuentes del Ministerio admiten que para los empresarios es una medida significativa, pero que tiene difícil solución. Para empezar, ni siquiera depende de Transportes, sino más bien de Hacienda, que es quien grava los combustibles.

Pero, realmente, es una lucha puramente empresarial, dado que un paro convocado por los empresarios dista de ser una huelga, en tanto que, si los trabajadores lo secundan, se quedan sin cobrar la parte correspondiente de su sueldo por unas medidas -la hipotética bonificación del precio del gasóleo- que a ellos no les repercute. Porque el diésel o el gas -dependiendo del vehículo- va a cuenta de la empresa, no de su bolsillo.

Sucede igual con la tarificación por uso de la red de autovías -que, de implantarse, será un gasto más para el empresario-, pero también con la eliminación de los peajes en España -un beneficio económico-. Esto, junto con otras medidas, ha supuesto 355 millones de euros de ahorro anuales para los vehículos pesados, en cifras del Ministerio de Transportes.

El sueldo de los transportistas no se ha recuperado de la crisis de 2008

Nada de esto está afectando a los sueldos de los transportistas. Desde la crisis económica de 2008 no han vuelto a subir los emolumentos de manera generalizada, a excepción de diferentes convenios puntuales en algunas empresas, como la de Julián, quien lo achaca a los beneficios de la lucha sindical. Su situación y la de la empresa para la que trabaja no están mal, afortunadamente para él. Pero no es la tónica.

“La crisis fue devastadora. La mayoría de empresas bajaron sueldos y no han vuelto a subirlos”, apuntala. En la actualidad, en cálculos de los propios transportistas pero sin datos oficiales, de media los sueldos no llegan a los 2.000 euros mensuales. Por no hablar del trato. “Antes eras un señor, te trataban bien en todos sitios. Ahora nos tratan como a perros, o poco más”.

Julián García tiene 48 años y trabaja en la empresa Transportes Carrasco.

Mientras Julián supervisa cómo se descarga su camión, explica, cigarrillo en mano: “Siempre me ha gustado la profesión, conducir. Entré con 22 años y no la he soltado. Al principio me gustaba porque viajaba mucho. Barcelona, Lisboa, Oporto, Brest, París. Ya viajar me aburre. Y ahora mismo lo que menos me gusta es el trato, aunque lo que menos hago en una jornada de trabajo es conducir: son más horas de espera entre trabajo y trabajo y carga y descarga”.

Los problemas no son exclusivamente españoles. En Portugal, la situación del transporte es similar, comenta el camionero extremeño. “En Francia, no, porque está más sindicalizada y hay menos competencia desleal”.

"El único sector en el que el cliente pone precio al servicio"

“Este es el único sector en el que el precio del trabajo lo pone el cliente. Y están asfixiados, claro”, comenta Julián. Así, los transportistas que trabajan directamente con cliente son medianas y grandes empresas, que en picos de trabajo, como ahora, en pleno black friday y con la campaña de Navidad, subcontrata a pequeños empresarios y autónomos. Y la pescadilla se muerde la cola. Unos no sobreviven sin otros, pero cada día la vida es peor.

Por ponerle cifras al problema, adquirir un camión vale en torno a los 60.000 euros. Cada reparación mecánica no baja de las cuatro cifras, con suerte. Un cambio de aceite son 800 euros. Cambiar una rueda, si hay un buen proveedor, quizá te salga por 600.

“Piénsalo: quién se gasta ese dinero para estar todo el día fuera de casa y facturar 1.700 euros al mes. Si le quitas desayuno, comida y cena, que tienes que hacer en la calle por la cantidad de horas que requiere el trabajo, consigues limpios, a final de mes, 1.400 euros. Ese es el sueldo medio del transportista autónomo en España a día de hoy”.

Competencia desleal

Pero no son pocos. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, hay muchos más autónomos que empresas en el sector transporte. Concretamente, 23.720 frente a 7.109 compañías. La competencia es voraz, y tanto que a veces llega a ser desleal.

“Muchas veces haces jornadas de 15 horas y a veces te quedas fuera del siguiente trabajo, porque no llegas, porque tienes que parar, porque no puedes cumplir los plazos que exige el cliente si cumples las normas”, ahonda Julián.

Por ley, en los tacógrafos se recoge cada arranque y parada del motor, para poder llevar las cuentas de cuántas horas se trabaja. Son datos que recopila la empresa y que están a disposición del Ministerio de Transporte en cualquier momento.

Los tramos establecidos son de 15 horas de trabajo, desde que arrancas la jornada hasta que estás obligado a parar. Pero cada 4 horas y media es obligatorio hacer una pausa de 45 minutos, seas conductor de lo que seas: viajeros, mercancía o incluso ambulancia.

“Hay gente que hace trampas”, incide Julián, y, antes de relatar cómo es el método para la picaresca, subraya: “Es el único trabajo que hace trampas para trabajar más”, no sin antes dejar claro que es una circunstancia que nunca se ha dado en su empresa.

Los camiones llevan tacógrafo, y hay quien le pone un imán para que no lo detecte si ha arrancado, o si sigue trabajando fuera de horario, o alteran la tarjeta con chip que requieren los vehículos, para regular los tiempos y el conductor, y que, con la nueva legislación, hace las veces de registro horario.

Con todo, el latir de los transportistas en España es que su errático día a día se antoja endémico. Con las navidades sobrevolando, está por ver si, como todo apunta y ha sucedido en anteriores ocasiones, se consiguen salvar las fiestas en el minuto de descuento, pero no se despeja la complicada e inaplazable ecuación, aunque no sea, esta vez, al comernos las uvas.