Diciembre de 2018. Antonio García Ferreras navegaba a bordo de una narcholancha incautada que la Guardia Civil había reacondicionado para luchar contra el tráfico de drogas en las costas de Cádiz.

Se trata de un fragmento del documental 'Estrecho' que emitió laSexta. En él, un capitán de la Guardia Civil explicaba cómo el cuerpo policial reutilizaba las embarcaciones decomisadas a los traficantes para poder luchar "con las mismas condiciones".

"Esta goma no era nuestra, pero ya es nuestra. Esta es incautada con hachís a bordo a los narcotraficantes. Se solicita autorización judicial para ponerla en servicio y se incorpora a las Unidades Navales del Servicio Marítimo de Algeciras con la idea de tratar de luchar, más o menos, con las mismas armas. Estas son las que usan ellos, pues las usamos nosotros también", explicaba.

Esa goma -así se refieren en la zona a las narcolanchas-, explicaba el guardia civil, tenía "12 metros de eslora y tres motores de 250cv". Además, podía "superar los 120km/h" de velocidad. Unas características muy por encima de las que tenían y tienen las embarcaciones que utiliza la Guardia Civil para luchar contra el narcotráfico.

Según ha confirmado a laSexta la Asociación Unificada de Guardias Civiles, esta situación cambió en noviembre de 2021, cuando la Jefatura de Costas y la Policía Marítima de la Guardia Civil emitió una instrucción en la que se ordenó el cese inmediato del uso de estas narcolanchas incautadas. Una prohibición que vino tras una denuncia de esta asociación sobre la peligrosidad de utilizar este tipo de embarcaciones, que no reunían las condiciones de seguridad adecuadas para los agentes.

Una medida necesaria pero que volvió a dejar al cuerpo en inferioridad de condiciones frente a los narcotraficantes, que utilizan embarcaciones de una potencia muy superior a las que dispone la Guardia Civil.

Precisamente el Ministerio del Interior reconocía en enero de 2024 que la flota del servicio marítimo está "muy envejecida". Lo hacía en una memoria justificativa en la que se daban las razones para la compra de tres nuevas embarcaciones patrulleras de alta velocidad.

"El Servicio Marítimo de la Guardia Civil dispone actualmente de una flota de embarcaciones medias de alta velocidad muy envejecida ya que la tercera parte de dicha flota se encuentra en torno a los 20 años de antigüedad, superándolos incluso en algunos casos", reza el documento fechado el pasado 4 de enero de 2024.

En el informe se reconoce que las patrulleras que utilizan los agentes superan las dos décadas de antigüedad, cuando "la vida útil de este tipo de medios navales es de 15 años", algo que merma las condiciones de seguridad de los trabajadores. Esta memoria encargaba nuevas embarcaciones más resistentes por un importe de 7,5 millones de euros.