El primer ministro francés, Manuel Valls, ha inaugurado el memorial del campo de concentración de Rivesaltes, en el sureste de Francia, donde miles de republicanos españoles, entre otras personas tachadas de "indeseables", fueron confinados cuando huían de la represión franquista.
El edificio diseñado por el franco-argelino Rudy Riccioti emula un ataúd y se asienta, semienterrado, en el corazón del antiguo campamento con unas dimensiones de 220 metros de largo, 20 de ancho y 4 de alto.
El campamento, el más grande levantado en la Europa occidental, es testimonio de "los años negros del siglo XX", señala en su página web su impulsor, el gobierno de la región de Languedoc-Rousillon. En esa línea, Valls insistió en que el lugar es testigo de todas las desgracias de ese siglo: "conflictos armados, dictaduras, antisemitismo, racismo (...) y ceguera de los pueblos".
La razón de ser de este memorial, dijo en la inauguración, es "mantener despierta la memoria". "No nos habla solamente del pasado: nos habla de nosotros, de Francia. Hoy, como ayer, todos nos vemos confrontados a la misma elección: tranquilidad o ruptura, exigencia o inconsciencia", afirmó Valls, para quien una nación debe reconocer los desafíos que han hecho de ella lo que es.
En Rivesaltes, a unos 30 kilómetros de la frontera con España, además de republicanos españoles fueron hacinados judíos, gitanos y argelinos entre las década de los 40 y 60 del siglo pasado, muchos de los cuales serían posteriormente deportados y asesinados en el campo de exterminio nazi de Auschwitz.
Inaugurado en octubre de 1939 como cuartel militar, empezó a acoger, un año después, a todas aquellas personas consideradas "extranjeras e indeseables". A comienzos de la década de los 60, el recinto albergó el traumático exilio de los llamados "harkis", los combatientes argelinos que se alinearon con Francia durante el conflicto por la independencia de su propio país.
Según indicó en su presentación en marzo pasado el presidente de Languedoc-Rosellón, Damien Alary, el memorial inaugurado, en el que se han invertido 21 millones de euros, honra la memoria de todos aquellos, unos 60.000 en total, que "cometieron "el error de ser diferentes".
La Asociación para el Recuerdo del Exilio Republicano Español (Aseref), que criticó no haber sido invitada a la inauguración y que no exista un reconocimiento exclusivo a ese colectivo, admitió que el proyecto "es útil para la comprensión de esos acontecimientos históricos, a menudo ignorados y ocultados en los manuales escolares".