Jornada de tensión en el Tribunal Supremo. El presidente, Manuel Marchena, ha llamado al orden a varios testigos; entre ellos, a una abogada que ha asegurado que tenía unas décimas de fiebre el día del referéndum y que "alucinó" con lo que vio el 1 de octubre.

Al respecto, Marchena ha espetado que su fiebre no tiene ninguna trascendencia jurídica y que tampoco debe ir para explicarle al tribunal su grado de alucinación con respecto a lo que pasó ese día.

También se ha molestado con un testigo que quería hablar en catalán, lo que ha causado un gran malestar en el Tribunal. Fuentes jurídicas han asegurado que estaban muy enfadados los magistrados con la línea de defensa de Jordi Cuixart, que era la parte que había propuesto a esos dos testigos.

También han comparecido dos antiguos miembros de la mesa del Parlament, Lluís Corominas y Anna Simó. Ambos han intentado defender que no tenían más remedio que aprobar las proposiciones que llevaron a la declaración unilateral de independencia porque estaban bien presentadas.

En un momento de la declaración de Corominas ha tenido que intervenir su abogado, Javier Melero, que ha parado el interrogatorio para recordar que no está en este procedimiento como acusado sino como testigo, después de que el fiscal Javier Zaragoza le acorralara.