El pasado viernes 9 de octubre la Comunidad de Madrid entró en estado de alarma. Esta decisión fue tomada por el Gobierno, que no pudo llegar a un acuerdo con el ejecutivo de la región en las medidas para hacer frente a la segunda ola de contagios por el coronavirus. Esa misma tarde el BOE confirmaba la decisión y, consigo, despertaba el enfado de Isabel Díaz Ayuso: “Madrid no debe estar en alarma. Si no es libre, no será Madrid”, escribía la presidenta de la comunidad en su cuenta de Twitter.

El estado de alarma tiene una vigencia de 15 días. Una vez transcurrido este tiempo, el Gobierno puede optar a prorrogarlo, aunque para ello debe contar con la aprobación del Congreso de los Diputados, como marca la Constitución. Aún así, el ejecutivo ya ha dejado claro que no va a pedir la prórroga de esta medida, por lo que el próximo sábado, a las 16.52 horas, finalizará el estado de alarma. Y hay mucho en el aire: todavía se habla de la posibilidad del toque de queda, que el Gobierno regional propuso a principios de esta semana, aunque después reculó, así como de los confinamientos selectivos por zonas básicas de salud. En definitiva, faltan 48 horas para el fin de las medidas y Madrid no tiene un plan B claro.

Se esperan nuevas restricciones el viernes

La Comunidad aún no ha publicado las medidas que pretende aplicar a partir del sábado, aunque está previsto que Sanidad emita este viernes una nueva orden con restricciones. En la tarde de este jueves hay una reunión interterritorial y, como avanzábamos en laSexta, la posibilidad del toque de queda está sobre la mesa —con matices del propio Gobierno de la comunidad—.

En esta línea, Isabel Díaz Ayuso y su equipo proponen controlar la movilidad nocturna entre entre las 00:00 y las 06:00 horas. La intención es evitar las fiestas y los botellones y frenar los contagios en la franja de edad que va de los 15 a los 29 años. Aun así, ante la posibilidad del toque de queda, el ejecutivo de la Comunidad de Madrid reconoce que no tiene competencias para llevarlo a cabo en solitario y que depende del Gobierno central.

La región madrileña espera con estas medidas atacar dos flancos de contagio: por un lado el que se da entre los jóvenes —según sus datos, el 28% del total de contagio se están dando en personas de entre 15 y 29 años— y, por otro lado, la transmisión del virus en el ámbito privado que, según Ignacio Aguado, abarca el 80% de los contagios.

Madrid entró en estado de alarma por su alta incidencia de contagios. Según el ejecutivo regional, el pasado 7 de octubre la incidencia acumulada de los 15 días anteriores era de 598 casos, aunque el ministerio de Sanidad aseguraba que dicho número ascendía a los 710 casos por cada 100.000 habitantes.

Apenas dos semanas después de esa disputa, la Consejería de Sanidad madrileña apunta a laSexta que "la incidencia acumulada en Madrid capital ha descendido al entorno de 380 casos por cada 100.000 habitantes”, mientras que en la región están “en torno a los 390-400 casos". Aun así, el organismo ha dejado un mensaje de precaución: “No hay que confiarse y hay que seguir trabajando para bajar ese dato”, sentencia.