Entre gritos, así ha terminado el Pleno del Ayuntamiento de Baralla, en Lugo. Defensores de la Memoria Histórica contra los votantes de un alcalde, que lleva más de 25 años revalidando mayoría tras mayoría absoluta.
En una sesión tensa y en la que el salón de plenos se quedó pequeño, el alcalde tuvo que pedir perdón, a su manera, por sus palabras, en las que justicaba las muertes del franquismo.
"No voy a presentar mi dimisión, como alcalde de Baralla, porque no es el pueblo quien la pide" afirmaba Manuel González Capón, alcalde de la localidad luguesa.
La oposición, muy dura, le pidió su dimisión. “Si usted no lo hace, tendrá que ser el PP quien le obligue”, decía Xosé Manuel Becerra, concejal de BNG. “El PP tiene ADN franquista”, acusaba Francisco José Fernández, concejal del PSOE.
Pero en la votación, el PP hizo valer su mayoría absoluta. Y llegaron los gritos y los enfrentamientos. González Capón, salió del ayuntamiento entre aplausos.
La Asociación de la Memoria Histórica exhibió una pancarta con una foto de una fosa exhumada en la comarca. "Sí que parece que nos hemos transportados al año 36 donde se estaba gritando ‘fuera socialistas’ y ‘fuera comunistas’, reflexiona Marco Antonio González, miembro de la Asociación para la Memoria Histórica.
Algunos vecinos han visto en ello una provocación y respaldan a su alcalde. Capón ha quedado satisfecho por el apoyo recibido. "Yo estoy muy contento y muy satisfecho de que mis vecinos me demostraran este apoyo", afirmaba el líder popular.
En este pequeño pueblo de Lugo de 2.800 habitantes, el franquismo ha vuelto a estar de actualidad, casi cuarenta años después.