José Manuel ha madrugado más de lo normal, su trabajo está en el centro de Madrid y con los cortes de tráfico, sólo puede llegar en transporte público. Según explica, "está compicado acceder".
Una hora y media después ya está en el centro, pero aún no ha llegado a su puesto de trabajo. Está en la Plaza de Oriente uno de los puntos clave. Para acceder allí hay debe atrevesar tres anillos de seguridad. El primero de ellos en las calles aledañas, en ellas hay que identificarse con el DNI. Lo mismo que en algunas salidas del Metro.
Los controles obligan también a enseñar el interior de los bolsos. En este contexto, moverse por el centro de Madrid es compicado. La única forma de hacerlo es caminando. A Miguel no le ha quedado otra, ha llegado desde Torrejón en moto, pero los controles no le permiten seguir.
Madrid se ha convertido en una ciudad acorazada. Con más de 8.000 efectivos desplegados por la ciudad, entre ellos 120 tiradores de élite apostados en las azoteas, 1500 agentes muncipales creaban una cadena humana para garantizara la seguridad del recorrido, supervisado por más de dos mil antidusturbios.
Una ciudad en alerta máxima, a la que se le ha añadido un nuevo pla de protección. Por primera agentes de la unidad de ciberdeliencia controlan las redes sociales para evitar conovocatorias expontáneas que ensombrencieran la proclamación de Felipe VI.
MADRID SE HA CONVERTIDO EN UNA CIUDAD ACORAZADA