Dos trabajadores de la Casa Blanca han dado positivo en coronavirus, lo que ha provocado que Donald Trump ordene un plan de máxima protección en la Casa Blanca. Su miedo a los gérmenes es públicamente reconocido y el presidente no quiere arriesgarse tras el contagio de uno de sus camareros y de la jefa de prensa del vicepresidente, Mike Pence.

Estos casos han llevado al mandatario estadounidense a blindar su círculo, solo abierto a personal esencial. Además, todos tendrán que llevar mascarilla, asistentes, prensa y hasta el servicio secreto. Todos menos él, porque Trump considera que usar estos métodos de protección es un signo de debilidad.

El consejero económico ha asegurado que "da miedo ir a trabajar a la Casa Blanca", aunque desde Washington aseguran que se desinfectan todos los lugares de trabajo, se hacen controles de temperatura y se realizan pruebas de diagnóstico a diario a todos los miembros del equipo que están próximos a Trump y a Mike Pence.

Si bien, el vicepresidente, pese al positivo de su jefa de prensa, acudirá a trabajar y a la reunión con los expertos científicos del comité especial del coronavirus. En cambio, no lo harán el doctor Fauchi y otros dos asesores, que teletrabajarán durante los próximos 15 días por haber estado cerca de los contagiados.