Los rebeldes hutíes del Yemen, respaldados por Irán, han amenazado este sábado con atacar todo barco que se dirija a Israel, independientemente de su nacionalidad, en medio de una escalada de ataques y secuestros de buques comerciales en el mar Rojo por parte de los insurgentes.

El portavoz militar de los hutíes, Yahya Sarea, ha indicado en un comunicado que los insurgentes "impedirán el paso de barcos de cualquier nacionalidad que se dirijan a la entidad sionista", y "se convertirán en un objetivo legítimo", a menos que lleven alimentos y medicinas a la Franja de Gaza.

"Por la seguridad de la navegación marítima, advertimos a todos los barcos y empresas de que no traten con los puertos israelíes", ha señalado el portavoz, tras lo que ha destacado el "pleno compromiso" del movimiento chií "con la continuación del movimiento comercial global a través del mar Rojo y Arábigo para todos los barcos y todos países, a excepción de los buques vinculados a Israel o que transporten mercancías a puertos israelíes".

Como suele ser habitual, Sarea indicó la imposición de esta medida "como resultado del continuo compromiso del enemigo sionista con perpetrar horribles masacres, guerras genocidas y el asedio contra nuestros hermanos de Gaza".

Tras el estallido de la guerra en la Franja de Gaza, los hutíes han lanzado varias andanadas de misiles y drones contra el sur de Israel y también contra buques con la bandera del Estado judío o propiedad de empresas israelíes en el mar Rojo. Asimismo, el 19 de noviembre también confiscaron el buque Galaxy Leader, que transitaba por el mar Rojo, y lo desviaron hacia el puerto yemení de Al Salif, donde permanece a día de hoy con sus 25 tripulantes de distintas nacionalidades.

El navío tiene bandera de las Bahamas, está registrado a nombre de una compañía británica que lo tenía arrendado a una compañía japonesa y, según la prensa israelí, pertenece parcialmente al magnate israelí Rami Abraham Unger, involucrado en el negocio de la marina mercante.

El grupo yemení controla el estrecho de Bab el-Mandeb, el nexo entre el océano Índico y el mar Rojo, lo que supone un punto clave en el comercio mundial. En este sentido, Mar Gámez, abogada experta en Derecho Mercantil Internacional y CEO de RRYP, explica que "este estrecho es de crucial importancia", ya que "se encuentra en una zona geopolítica en la que están las principales potencias, ya sean China, Estados Unidos o incluso Japón". "Si seguimos con estos ataques, muchos se lo van a pensar dos veces, y se puede parar el tráfico de petróleo", advierte la experta.

Por allí circulan nueve millones de barriles de petróleo a diario en su camino hacia Europa, y mueve el 30% del tráfico internacional de contenedores. Óscar Vara, profesor de Teoría económica en la Universidad Autónoma de Madrid, señala al respecto que "pasa el 12% del PIB Mundial". "El viaje aproximadamente es de 30 días por mar. Si hubiera que desviar el tráfico marítimo pasando por el cabo de Buena Esperanza, deberíamos añadir un mes más, por lo tanto, se duplicarían los costes", alerta.